Por desgracia para el municipio, Camas sigue estando presente en los medios de comunicación por noticias ligadas a la situación de crisis y desgobierno que se vive en este ayuntamiento del norte del Aljarafe. Es verdad que los problemas que atraviesa esta corporación son menores que los que sufrió hace ahora casi cuatro años, cuando estalló el escándalo del intento de soborno de una concejal en el que estarían presuntamente implicados dos concejales del equipo de gobierno y hasta el mismo alcalde del pueblo, Agustín Pavón, de Izquierda Unida.
Pero ambas crisis sí que guardan una semejanza igual de funesta: la que atenaza a fecha de hoy al Consistorio es una muestra más de cómo el desgobierno de una ciudad puede llevar a la pérdida de la calidad de vida de los ciudadanos que la habitan. En resumidas cuentas ocurre lo siguiente: el actual alcalde, Juan Pazos, será expulsado en breve de Izquierda Unida tras enfrentarse a Agustín Pavón, de quien era sucesor. El PSOE, socio de gobierno de IU, considera que la situación de Pazos es tan frágil que es necesario que dimita cuanto antes y da por roto el pacto de Gobierno y, mientras, el regidor dice que piensa aguantar al menos hasta septiembre y que si los socialistas pretenden que se vaya antes, pues que le presenten una moción de censura.
Eso sí, a sabiendas de que la composición del pleno municipal es tan enrevesada que el que gane la Alcaldía necesitará algún pacto antinatura para garantizar la estabilidad del Ayuntamiento. Con todo, esta convulsión no es mala por sí misma. Lo grave de todo esto es que las luchas de poder y las tensiones vividas en el Consistorio están lastrando la vida diaria de un ayuntamiento en el que ya hay delegaciones que no cuentan ni con funcionarios, las arcas están ruinosas y hay muchos proyectos y servicios municipales que se encuentran parados por la interinidad de un Gobierno que se desmorona conforme pasan los días.
