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Cambio de crisis

Ua cosa ya tengo clara: Rajoy está mucho más contento que ZP. Si desde distintas opiniones, incluida la oposición interna del PP, se planteaban, sobre todo las gallegas, como un plebiscito a Rajoy habrá que concluir que el líder de la derecha española resiste.

el 15 sep 2009 / 23:24 h.

Ua cosa ya tengo clara: Rajoy está mucho más contento que ZP. Si desde distintas opiniones, incluida la oposición interna del PP, se planteaban, sobre todo las gallegas, como un plebiscito a Rajoy habrá que concluir que el líder de la derecha española resiste. El PP siempre estuvo muy cerca de la mayoría absoluta, pocos miles de votos faltaron en 2005 y, ahora, vuelve la normalidad, es decir, la de un país, Galicia, con una altísima implantación sociológica de la derecha. El bipartito ha sido una anomalía temporal que ha sucumbido, quiero pensar, victima del natural desgaste de los gobiernos por las crisis, pero sobre todo por la movilización de un electorado que se sintió inesperadamente violentado en 2005 fruto de la torpeza de los gobiernos de Aznar. Los gallegos han hecho uso de su predilección por gobiernos conservadores, inquietados constantemente, además, por una izquierda nacionalista que ha abusado en demasía de su mimetismo con vascos y catalanes. Digo quiero pensar porque me resisto a creer que este resultado tenga que ver con los desvaríos populares en la campaña y la utilización de recursos que nada tienen que ver con una derecha moderna a la que se pueda esperar como alternativa. Ibarretxe ha pensado, con buen criterio, que en tiempos de crisis no deben hacer mudanzas, y menos soberanistas. Por eso, en su campaña ha renunciado a sus argumentos naturales volcándose en la economía porque debía restar atractivos al socialismo obrero vasco. El otro, el abertzale, crece pero por ahora más ocupado en ser opción de los no violentos. Los vascos parecen haber pensado igual que el Lehendakari; por primera vez, "los españolistas" ganaron al nacionalismo y un gobierno sin el PNV es posible. Galicia vuelve a ser la misma, el País Vasco, que refrenda las teorías de ZP, ya no será el mismo y en Madrid comienza un nuevo baile.

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