Un ex edil acusado en el caso Malaya decidió aliviar ayer la larga y cansina sesión del juicio, que duró casi cinco horas, leyendo un libro. Mientras disfrutaba de tan sana afición, una oficial se le acercó y le dijo: "Está prohibido leer la prensa, libros o tomar notas". Según fuentes judiciales, el tribunal no quiere que nadie saque los pies del tiesto y, si ha mostrado flexibilidad en el tiempo de las intervenciones de los letrados o en la proposición de pruebas, ha prohibido que se lea durante las sesiones y que se anoten impresiones. Una mala noticia para Juan Antonio Roca, cuya afición a escribir todos los detalles le ha salido algo cara en los últimos tiempos.
Y es que las largas horas en el banquillo hace que algunos acusados expresen en voz alta determinadas opiniones. Ayer, un ex edil se dirigió a Julián Muñoz para llamarle la atención sobre el hecho de que, en cada sesión, trae un traje de chaqueta distinto. El ex regidor marbellí le indicó que tiene varios modelos desde hace veinte años en los que cabe ahora porque perdió varios kilos en la cárcel, según relató a este periódico uno de los encausados. Pero su objetivo es «ponerse un traje cada día» para alimentar especulaciones de la prensa.
Y mientras algunos se aburren en el banquillo otros se cambian la cara. José Manuel Carlos Llorca, fugitivo sobre el que pesan tres órdenes de busca y captura, como cerebro de la estafa de Fórum Filatélico y presunto implicado en la operación Malaya, ha transformado su cara con operaciones de cirugía estética para seguir huyendo. La revista Interviú publica esta semana las fotografías de Llorca con su nuevo aspecto.
