"Quedan uno o dos escaloncitos" para que "toda esta cuestión tan extraña, tan absurda y tan estrafalaria quede en el pasado". Francisco Camps no cambia de estrategia y sigue defendiendo su inocencia. Ayer aseguró que está contento porque "la verdad está cerca". Rajoy, mientras tanto, impone el silencio.
El presidente de la Generalitat hizo estas declaraciones en Algemesí durante su primera comparecencia pública después de que el TSJ de Valencia haya apreciado "indicios racionales" de delito de cohecho en su adquisición de prendas de vestir que fueron supuestamente pagadas por la empresa Orange Market.
Camps aseguró que será "un placer" ir "por todos los pueblos y comarcas" durante "los próximos meses" para explicar los planes de la Generalitat para reactivar la inversión y el empleo en la comunidad. Agradeció "el cariño y el sentimiento del pueblo valenciano" que "ha decidido a lo largo de los últimos años" darle "su apoyo personal" y profesional y subrayó que ser presidente del Gobierno valenciano es "lo más grande del mundo".
Lejos de aparentar preocupación por la posibilidad de que el juez estime oportuno abrir un juicio oral en su contra, manifestó que "la fuerza de la ilusión de todo un pueblo es tan grande que hace posible que cualquier obstáculo parezca una cuestión pequeña y menor".
Mientras tanto, la dirección nacional del PP sigue defendiendo la inocencia del barón y aseguró ayer que no contempla la posibilidad de que el presidente de la Generalitat llegue a sentarse en el banquillo por el caso Gürtel. Los populares están convencidos de que se estimará el recurso de apelación que presentará Camps contra el auto dictado por el juez José Flors.
Ese recurso de apelación, cuyo plazo para presentarlo concluye este viernes, recogerá argumentos tanto sobre la forma como el fondo. En cuanto a la forma, el primer partido de la oposición no considera apropiado el procedimiento del jurado con un aforado y dudan de que tenga precedentes. Sobre el fondo, cree que las acusaciones vertidas en el auto no han sido probadas. A su entender, no se puede forzar a que Camps demuestre su inocencia cuando lo que se tiene que probar es la culpabilidad.
Mientras tanto, el presidente del partido, Mariano Rajoy, eludió ayer pronunciarse al respecto, al igual que ocurrió con el resto de dirigentes populares. Más allá del comunicado oficial del PP, se impuso la ley del silencio -excepto por las declaraciones de Barberá sobre las anchoas de Revilla a Zapatero-.
Este silencio fue criticado por el Gobierno que, por boca de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, apuntó que resulta "más difícil de justificar" el silencio y "el mirar para otro lado". También se pronunció ayer el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, quien dijo que es una "mala noticia" que el juez continúe con la investigación sobre Camps. Caamaño añadió que el delito que se le imputa al presidente valenciano, de cohecho, "no es un delito cualquiera" y dijo que es "ideal" que un jurado popular juzgue al president.
