El primer acto público del recién nombrado embajador de Canadá en España y Andorra fue una encendida defensa de las relaciones comerciales bilaterales.
Socios de primer nivel en las relaciones bilaterales y aliados en las inversiones en terceros países. Así describió la colaboración entre España y Canadá el recién nombrado embajador canadienese en España, Jon Allen, que en su primer acto público en su nuevo destino invitó a fomentar aún más las inversiones entre ambos países, que "han crecido en los últimos años hasta alcanzar más de 2.000 millones de euros en 2011" y todavía tienen "un gran potencial de crecimiento para el futuro, gracias a las sinergias existentes en sectores altamente prioritarios como el aeroespacial, las tecnologías de la información y la comunicación, ciencias de la vida, energías limpias y tecnologías del océano".La presencia de empresas canadienses en España, como la automovilística Magna o la ferroviaria Bombardier, da trabajo a más de 5.000 personas. Y firmas españolas de todos los ámbitos, desde el textil encabezado por Mango e Inditex a las grandes obras de infraestructuras como hospitales o carreteras, están asentadas en Canadá, según detalló el embajador durante su intervención en el Foro de Embajadores organizado por El Correo de Andalucía en el Hotel Colón, con el patrocinio de Cobre Las Cruces.
Precisamente la firma minera instalada en la provincia de Sevilla fue alabada por Allen por su capacidad generadora de empleo, más de mil puestos directos, en un proyecto que supone la mayor inversión canadiense no sólo en Andalucía, sino en toda España.
Más allá de los lazos que ya existen, Allen insistió en el camino que queda por recorrer a las empresas españolas en un país "reconocido por el Club de Exportadores e Inversores como el mejor país del mundo en el que invertir en los próximos dos años, tendencia que es muy probable que continúe", sentenció.
La eliminación de todos los aranceles a la importación de equipamiento industrial y maquinaria, sumada a los "bajos impuestos y los reducidos costes" fue presentada por el embajador como el motivo principal para invertir en Canadá. Sin embargo, el embajador lo definió como "solo la punta del iceberg", destacando como otras ventajas los incentivos a la investigación y el desarrollo y el "elemento humano de la ecuación: Canadá tiene una mano de obra de las más cualificadas del mundo", presumió, definiendo como "multilingües y diversos" a los trabajadores canadienses. "No es de extrañar que la revista Forbes, el Economist Intelligence Unit e innumerables compañías alrededor del mundo hayan identificado a Canadá como el mejor lugar en el que hacer negocios", insistió.
El embajador, que en el turno de preguntas confió en asistir durante su estancia en España al remonte económico tras superar la recesión, apostó por que "el comercio internacional es también clave si España quiere salir lo antes posible de la crisis actual".
Allen puso de ejemplo la trayectoria canadiense, aunque pidió "perdón" por hacerlo siendo "consciente de las dificultades que España está atravesando". "Los canadienses no solemos presumir mucho", dijo, pero "voy a romper esa costumbre para contarles algunos éxitos de la economía canadiense". El embajador consideró la fortaleza fiscal y la estabilidad financiera los pilares de la confianza que Canadá despierta en los inversores extranjeros, y atribuyó estas ventajas a la gestión de la crisis. "Aunque no escapamos de la recesión económica, los fundamentos sólidos de la economía canadiense contribuyeron a una recuperación más rápida que las de otras economías", afirmó. "Nuestro robusto sector financiero y nuestra estricta regulación bancaria nos ayudaron a absorber gran parte del golpe. Ninguno de nuestros bancos colapsó ni tuvo que ser rescatado", abundó. Un plan de acción que "estimuló la economía, protegió los empleos durante la recesión y contribuyó al crecimiento a largo plazo" ha permitido que ya se hayan recuperado los niveles económicos y los empleos perdidos en la crisis. Canadá lleva siete trimestres seguidos de crecimiento desde 2009 y confía en alcanzar superávit en tres o cinco años.
En el turno de preguntas moderado por el director de El Correo de Andalucía, Juan Carlos Blanco, Allen atribuyó el "secreto de su éxito" a fortalezas inexportables, como sus "inmensos recursos naturales", su gran extensión y escasa población o la seguridad que le da su vecindad con EEUU, además de tener "mucha suerte". Pero Allen también defendió la fortaleza del sector bancario -sólo hay siete bancos canadienses, con una regulación estricta- y del Gobierno, que cuenta con una amplia mayoría; y sus esfuerzos para seguir favoreciendo el intercambio comercial. Así, destacó la reducción de la barreras al comercio y la inversión, en concreto sus acuerdos de libre comercio con numerosos países, y fijó como el más importante el que aún se negocia con la Unión Europea, que también facilitará la movilidad de las personas. Un estudio conjunto de Canadá y la UE, insistió Allen, revela que este acuerdo aumentará el comercio bilateral en un 20%. "Permítanme recordarles que los representantes de la industria tienen un papel clave que representar recordando a los políticos la importancia de este acuerdo y los beneficios que se podrían obtener de una asociación económica más estrecha", remachó.
