Cultura

Cañizares y Argentina aceleran el pulso

El Festival de Mont-de-Marsan tiene un ciclo que se llama Café Cantante, que se celebra en la plaza de abastos de la ciudad. El mercado es desmontado y trasladado a otra parte para dejar sus dependencias al festival. ¿Se imaginan si aquí desmanteláramos temporalmente el mercado de abastos de Triana para celebrar la Bienal? Correrían a gorrazos a Monteseirín.

el 16 sep 2009 / 05:30 h.

El Festival de Mont-de-Marsan tiene un ciclo que se llama Café Cantante, que se celebra en la plaza de abastos de la ciudad. El mercado es desmontado y trasladado a otra parte para dejar sus dependencias al festival. ¿Se imaginan si aquí desmanteláramos temporalmente el mercado de abastos de Triana para celebrar la Bienal? Correrían a gorrazos a Monteseirín.

Sin embargo, los habitantes de este hermoso lugar están encantados con el evento jondo y soportan impávidamente las molestias, que procuran meterlas a compás de bulerías. Serán conscientes, supongo, de lo que el festival aporta a Mont-de-Marsan en el aspecto económico y, por supuesto, en el social. Para que se hagan una idea, en los cursos hay apuntadas unas 250 personas, la mayoría de fuera de esta ciudad. Como no hay una gran infraestructura hotelera, suelen dormir en albergues. Administrativamente es una ciudad potente, pero sólo tiene 30.000 habitantes.

La noche del miércoles disfrutamos con los dos espectáculos en el café cantante, que volvió a llenarse. En primer lugar, con la joven cantaora onubense Argentina, que entusiasmó al público con una actuación rotunda, de mucha fuerza y una entrega sobrehumana. Ataviada con un suntuoso vestido rojo y acompañada por los guitarristas El Bolita y Eugenio Iglesias, el percusionista Tete Peña y las palmas y coros de Los Mellis, se fajó con los cantes más duros, como la seguiriya y las tonás, y se desenvolvió muy bien en los palos festeros y en los fandangos de su tierra.

Sin embargo, alguien debería decirle a esta cantaora que si sigue cantando de esa manera, centrando todo el esfuerzo en la laringe, sin dominio del diafragma y sin utilizar la media voz y los bajos, acabará como Carmen Linares, su referencia: sin voz o con ella despedazada. Argentina tiene que vociferar para encontrar el estado emotivo adecuado y esa técnica, a la larga, es demoledora.

Triunfo apoteósico de Cañizares

No fue menos sonoro el triunfo apoteósico del gran guitarrista catalán Juan Manuel Cañizares. Su propuesta, Origen flamenco, despertó mucho interés y el genio no defraudó, sino todo lo contrario: levantó al público, al que llenó la sala y al que seguía el concierto desde otra sala más pequeña a través de una gran pantalla. Habría unas 1.500 personas vibrando con el concierto de quien es, sin duda, el guitarrista actual más interesante, el más en forma y quien marca la pauta de los jóvenes que quieren tocar la guitarra. Había que ver con la atención que lo miraba El Bolita de Jerez.

Al contrario que en ocasiones anteriores, Cañizares ofreció un concierto de palos flamencos como las alegrías, las bulerías, los tangos y el tanguillo, entre otros. Contó con el apoyo de otro gran guitarrista, el madrileño Juan Carlos Gómez, el percusionista Rafael Villalba y el bailaor Ángel Muñoz. Es, en suma, el mejor concierto que le hemos visto a Cañizares. Y el más flamenco.

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