Deportes

Caparrós, los gestos y los insultos

LA CONTRACRÓNICA. El regreso del técnico utrerano a Heliópolis volvió a dar mucho de sí, antes, durante y después del encuentro.

el 01 nov 2013 / 01:29 h.

Cada vez que el calendario anuncia su llegada, muchos  béticos resoplan. Da igual que lo haga con el Sevilla, con el Deportivo, con el Athletic, con el Mallorca o con el Levante. Joaquín Caparrós nunca pasa desapercibido para la afición verdiblanca, sabedora de las faenas que el técnico utrerano suele hacerle. Nueve victorias, nueve empates y sólo dos derrotas en veinte partidos (18 de Primera y dos de Segunda) era su bagaje hasta ayer. Ahora hay sumarle uno más sin perder. Por ello, y sobre todo por su condición de sevillista militante y por la forma en que vive cada duelo con el Betis, Caparrós volvió a ser protagonista en el Benito Villamarín. Su regreso era esperado. Había ganas de derrotarle y devolverle la moneda tras el famoso gesto que el técnico dedicó a un sector de la afición en su última visita. Aquella mano en alto con los dedos extendidos a modo de saludo que en realidad recordaba los cinco goles encajados por el Betis frente al Sevilla en el Sánchez-Pizjuán no gustó nada, y anoche la afición se lo recriminó otra vez. Caparrós fue más protagonista en Heliópolis que su propio equipo, cuyo fútbol no es para tirar cohetes pero lo ha situado a tres puntos de los puestos de Liga de Campeones. Los cánticos y los insultos al técnico fueron constantes, como si todo el mundo tuviese que aceptar que algo así suceda porque así está montado este invento llamado fútbol donde todo o casi todo vale. Y eso es precisamente lo que hace crecerse al utrerano, que no rehúye el combate pero sí prefiere plantar cara con sus armas, mucho más sutiles, como sal que cae en la herida. Durante el partido respondió a los cánticos contra él haciendo algún gesto a la grada. Caparrós, como cualquier otro técnico o futbolista, no debería caer en ese juego, en responder. Aunque... ¿debe el fútbol respaldar a quienes insultan, sean del equipo que sean, y reprobar que un jugador o un entrenador haga un gesto que no es tan ofensivo como las palabras que escucha? Cambiar esta dinámica que vive el deporte rey es imposible, porque sería cambiar el comportamiento de las personas. Sucede en todos los campos, sean de élite o de barrio. Y Caparrós lo sufrió en sus carnes. Tampoco él hace por serenar las aguas.

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