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Cara y cruz del Betis en Benidorm

El Real Betis goleó de forma brillante al Tenerife (3-0) y cayó ante el equipo anfitrión, de Segunda B (1-0) en el triangular del Trofeo de Benidorm, que se acabaron adjudicando los locales. Emana ejerció de capitán ante los canarios y anotó de penalti.

el 15 ago 2010 / 22:06 h.

El Betis exhibió una doble cara en el triangular de Benidorm, que terminó adjudicándose el equipo anfitrión. La brillantez y la pegada mostrada frente al Tenerife (3-0) no tuvo continuidad en el último encuentro ante el Benidorm, equipo de Segunda B, que superó por 1-0 al conjunto verdiblanco en un choque trabado y con un escenario más próximo a lo que se lleva en Segunda División.

El Betis afrontó su primer partido en el triangular después de que el Tenerife y el Benidorm empataran a dos en un partido en el que los canarios siempre fueron a remolque. Sin duda, una buena prueba de fuego para el conjunto verdiblanco dado que el rival es uno de los firmes candidatos al ascenso a Primera División por su condición de recién descendido.

Mejor no pudieron comenzar las cosas para el equipo de Pepe Mel porque cuando apenas se había cumplido un minuto, Rubén Castro fue objeto de penalti. Emana, que ejerció además como capitán, no falló desde los 11 metros. Con el marcador a favor, el Betis ofreció su mejor versión y a base de tocar, filosofía que trata de imponer Mel en su equipo, llegó el segundo gol tras una bonita jugada del equipo heliopolitano que culminó Momo con una perfecta vaselina.

Con Emana como director de orquesta, Momo y Caffa en las bandas y Rubén Castro como referencia en ataque, el Betis mostró sus credenciales ante un Tenerife que se vio superado por el arsenal de fútbol verdiblanco, ayer verdinegro. Está claro que no todos los equipos de Segunda dejan los mismos espacios y tienen la vocación ofensiva de los tinerfeños, pero es un buen síntoma que el conjunto bético empiece a ofrecer buenas sensaciones, algo que, por ejemplo, hace un año no daba.

Y es que el Betis ya sabe en qué categoría juega y lo que se lleva en ella. Ese es el mejor aval de un equipo que de la mano de Pepe Mel y tras un año en el infierno ha encontrado la hoja de ruta para regresar a Primera División. El prometedor e ilusionante partido ante el Tenerife encontró más premio con un tercer gol de Rubén Castro. El delantero canario definió perfectamente en un mano a mano con Luis García y dejó bien claro que puede aportar muchas cosas en el Betis.

Las buenas vibraciones béticas no sólo fueron evidentes en ataque, sino que a nivel defensivo, un aspecto fundamental en la categoría, también mostró detalles de solidez y sacrificio. La presión que ejerció todo el equipo impidió maniobrar a un Tenerife que cuenta con futbolistas de altísimo nivel como Nino, Natalio, Antonio Hidalgo o Kome, entre otros. Al final, un 3-0 que dejó satisfechos a los numerosos seguidores béticos que se dieron cita en el estadio Guillermo Amor de Benidorm.

Pero esa buena imagen no tuvo continuidad en la última cita de la noche. En el segundo partido del Betis y último del triangular la intensidad en el juego descendió. Pepe Mel dispuso un equipo totalmente diferente ante el Benidorm y el fútbol bético no fue tan brillante a pesar de tener un oponente de Segunda B. Una historia diferente que se asemeja a lo que le va a esperar al Betis durante la temporada.

Aquí el Betis encontró un adversario que le esperó atrás y cerró espacios, una situación que, sin duda, vivirá a lo largo de la temporada. Sin Emana por el centro ni Momo y Caffa por las bandas, al equipo verdiblanco le costó llegar. La presencia de Jorge Molina en el ataque tampoco sirvió para abrir la lata por la vía rápida. Y lo que suele ocurrir en este tipo de partidos con un rival inferior. En la primera llegada del Benidorm al área de Goitia, Chupe sorprende al portero bético con un disparo raso que termina con el balón en la red. El Betis se encontró en un nuevo escenario y pisó el acelerador para no emborronar la imagen ofrecida ante el Tenerife, cuando se daba por hecho que el trofeo viajaría a Sevilla. El equipo de Pepe Mel empezó a darse cuenta de que esta es la realidad que le espera en muchos partidos y ahí tuvo problemas para salir adelante. No creo mucho juego ni oportunidades y poco a poco se fue desesperando. Fue un quiero y no puedo. La derrota debe servir para tener los pies en el suelo y aprender que cualquiera te puede hacer un traje por poco nombre que tenga. También debe quedarse Mel con lo mucho de bueno ante el Tenerife.

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