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Caracolas para el Casco Antiguo

Muchas familias entienden que las caracolas son un mal necesario en el sistema escolar, que se popularizaron en los ochenta porque el boom de la natalidad hizo que los hogares se hicieran grandes mientras los colegios se hacían pequeños, y seguían siendo pocos.

el 16 sep 2009 / 03:06 h.

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D.Cela /J. Alonso

Muchas familias entienden que las caracolas son un mal necesario en el sistema escolar, que se popularizaron en los ochenta porque el boom de la natalidad hizo que los hogares se hicieran grandes mientras los colegios se hacían pequeños, y seguían siendo pocos.

Ahora el debate educativo en el Parlamento se centra en la calidad de la enseñanza, el valor del esfuerzo del alumno y del respeto al profesor, en temas más relacionados con la pedagogía que con la infraestructura, porque en los últimos 20 años Andalucía ha multiplicado por cinco el número de escuelas construidas. Aún así, nada hiere más al Gobierno andaluz que admitir que aún hay colegios que utilizan barracones porque no les queda espacio para todo su alumnado. La imagen de 25 niños apiñados en aulas prefabricadas es más gráfica que todas las críticas contra Educación para la Ciudadanía. La oposición lo sabe y, cada equis tiempo, le pide al Gobierno la lista de caracolas que quedan en Andalucía.

Lo que no todo el mundo sabe es que, en ocasiones, son las mismas familias quienes demandan a la Junta que instale caracolas para que su hijo pueda entrar en el colegio elegido, o que amplíe la ratio y admita más niños por clase. Ambas medidas son contraproducentes y perjudican la calidad del sistema. Ambas dificultan el trabajo de los profesores y el aprendizaje de los niños. Pero son reivindicaciones legítimas de las familias, aunque sus intereses estén en contra de sus intereses, del de sus hijos y del de sus maestros.

Esta semana, un grupo de 30 familias ha dado el primer paso para constituirse como plataforma y reivindicar a la Delegación de Educación que construya más colegios públicos en el Casco Antiguo, y como medida de urgencia, que autorice la instalación de una caracola en el Padre Manjón. Para ello, presentaron un recurso de alzada conjunto en el registro.

Hasta ahora las movilizaciones más sonadas en Sevilla las habían comandado familias que no habían logrado plaza en una decena de colegios católicos concertados. En este caso, el objeto de la denuncia de estas 30 familias casa con los objetivos de Educación: ambos reivindican el valor y la necesidad de la escuela pública. Sin embargo, pocas soluciones puede ofrecer ahora el delegado Jaime Mougan, porque en el Casco Antiguo no hay suelo para construir ni edificio para albergar los colegios que se necesitan. Queda sólo una parcela libre para uso educativo en la calle Sol, donde estaba previsto para este curso la apertura del colegio del Valle (para 450 alumnos), pero el proyecto está bloqueado porque depende de que se terminen las obras de un párking que estará ubicado en el subsuelo del centro. Y el aparcamiento ni ha empezado ni tiene fecha de inicio.

En el Centro hay 18 colegios, cuatro son públicos y el resto concertados. Los públicos son el Padre Manjón, el Altos Colegios Macarena, el San Isidoro y el Sor Ángela de la Cruz. Los dos primeros han dejado fuera a más de 40 niños. El Sor Ángela, en cambio, tuvo 17 vacantes que serán cubiertas por algunos de ellos. Si estas plazas no han satisfecho la demanda de algunas de las 30 familias es porque al colegio no le queda espacio en el comedor escolar para esos niños, y tratándose de críos de tres años, a sus padres no les soluciona la papeleta de la conciliación. "Hasta el año pasado había un aula más en el Padre Manjón, una caracola para escolarizar a los niños de los Altos Colegios mientras terminaban las obras allí. ¿Por qué no vuelven a autorizar esa caracola?", se preguntaba ayer María Reina Caraballo, una de las madres afectadas.

Educación ha ampliado la ratio en un niño más por aula en el Casco Antiguo, y aún así no cubrirá toda la demanda existente. El Centro sufre, desde siempre, una lastrantre carencia de escuelas, públicas y concertadas, y eso que este año, por primera vez, han caído las matriculaciones (79 menos). Esta situación dificulta el reparto de niños en los colegios del barrio, y muchos de ellos tienen que ser reubicados en Macarena, donde se ha abierto un aula más en el Pedro Garfias. En todo el distrito, que casi colinda con La Rinconada, se ofertaron 1.114 plazas y ha habido 1.114 solicitudes.

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