Cultura

Carito o el gran olvidado de la historia del cante jerezano

Recuerdo de Manuel Caro Cuéllar, una figura por reivindicar

el 11 feb 2011 / 20:46 h.

Viandas ecológicas a la venta en el bulevar.
-->--> -->

Nunca he entendido muy bien el olvido de algunos cantaores fundamentales del siglo XIX. En muchos casos, no sabemos cómo se llamaban, dónde y cuándo nacieron o cuándo, cómo y dónde murieron.

No es una buena manera de pagarles lo que hicieron por una música que hoy es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es el caso de uno de los cantaores más importantes de Jerez de la Frontera: Manuel Caro Cuéllar, el célebre Carito de Jerez. Dicen que un excelente copista del Loco Mateo, aunque es muy probable que tuviera su propio estilo.

Sus padres, Simón Caro García, de Puerto Real, e Isabel Cuéllar Parrado, de Jerez, se casaron en la parroquia de San Miguel el día 18 de octubre de 1844. Él tenía 25 años y ella sólo 19. Su primer domicilio fue en la calle Puerto, seguramente también el hogar de los padres de ella.

Rafael Cuéllar era un conocido tonelero del barrio de San Miguel que se casó con la jerezana Francisca Parrado. Y en este mismo domicilio, el número 47 de la calle Puerto, recibió su primer beso de luz el famoso Carito de Jerez el día 12 de enero de 1845 a las seis de la mañana. A lo mejor no han reparado en el dato, pero crecía ya en el vientre de su madre cuando sus padres se casaron.

Su abuelo paterno era también de Puerto Real, como su padre. Manuel Caro era un cotizado albañil que se casó con Isabel García, de Medina Sidonia. Ya pueden presumir los naturales de este hermoso pueblo de que la abuela paterna de Carito era asidonense. El famoso cantaor tuvo varios hermanos a los que también hemos localizado y todos nacieron en Jerez y, al menos tres de ellos, acabaron sus días en Sevilla, como el propio Carito. Naturalmente, estos datos se dan a conocer hoy por primera vez.

Fue Silverio Franconetti quien adivinó pronto las posibilidades que para el cante tenía el hijo de Simón el de Puerto Real, el picapedrero, que a eso se dedicaba el padre de nuestro cantaor.

Carito también trabajó en tan duro oficio, alternándolo con el cante. A finales de los 60 del XIX ya se subía a los escenarios y maravillaba con su excelente y limpia voz. Y unos diez años más tarde recorría España en la compañía de Silverio con actuaciones en el Café de la Bolsa de Madrid en compañía de destacadas figuras de la época.

Carito se casó con la jerezana Emilia Bernal y tuvo una hija, Luisa Caro Bernal, a la que le perdimos la pista viviendo en Sevilla, con 12 años de edad. Lógicamente, con sus padres.

Carito enviudó joven y sus últimos años no fueron fáciles. Vivió en la Alameda de Hércules, donde se ganaba la vida cantando en fiestas. Murió el 3 de febrero de 1895 en la calle Morgado, estrecha como un silbido, olvidado y pobre como una rata. En su partida de defunción ni siquiera anotaron que había sido artista. Era lo normal, salvo en contadas ocasiones.

A todos los efectos, aquel triste día murió un cantero de Jerez (picapedrero) al que enterraron al día siguiente en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, en tercera clase y sin los honores que merecía tan gran cantaor.

  • 1