–Es la primera jefa de una comisaría en Sevilla. ¿Va a tener muchos ojos puestos en usted?
–Sí, creo que sí, pero eso no tiene por qué ser negativo.
–¿La van a vigilar más sus jefes o sus subordinados?
–(Se ríe). Yo pienso que más mis subordinados.
–Ha ocupado puestos de responsabilidad antes, como jefa de homicidios en Almería, ¿había notado ya esa presión?
–Sí, yo llegué a Almería con 28 años y fui jefa de homicidios con 29. Me tocaron los disturbios de El Ejido cuando acababa de ser nombrada [un marroquí con trastornos mentales mató a una joven desencadenando una ola de altercados racistas]. Era la única en la escala de mando, no estaban acostumbrados, pero te vas haciendo con la gente.
–¿Cómo?
–Trabajando. En Almería no me conocían de nada, pero ahora llegó a Morón de la Frontera después de 10 años Sevilla y mucha gente me conoce, parte de la plantilla han sido alumnos míos [hasta ahora era delegada de formación], saben cómo soy y me han visto trabajar, así que ahora llevo ventaja.
–¿Una mujer ejerce el mando de forma distinta a un hombre?
–Sí, sí, sí. Se nota en la organización, en las prioridades a la hora de distribuir el trabajo. Las mujeres somos más organizadas.
–Pese a que esté recién aterrizada, ¿tiene pensadas aspiraciones futuras? ¿ha pensado a qué le gustaría llegar?
–Me gustaría ser comisaria y estar en un puesto donde me sienta a gusto. En una comisaría en la que me sienta bien trabajando con la gente. Con este nombramiento me han abierto una puerta muy importante.
–Pertenece a una generación con muchas oportunidades para formarse. Como exdelegada de formación ¿aprovechan los agentes esas facilidades?
–Para mí la formación es fundamental. Un profesional bien formado actúa con mucha más seguridad y trabaja mucho mejor que uno que desconoza el medio donde trabaja, esté donde esté. Y sí, la mayoría aprovecha los cursos porque les abren nuevas perspectivas. Hay muchos cursos on line para hacer en tu tiempo libre.
–¿En qué quieren formarse?
–En lo que no están destinados (risas). Piden cursos de lo que les gustaría hacer, y a veces les sirve para descubrir si de verdad quieren esa especialidad o no.
–Usted estudia chino, ¿es útil para su formación?
–Los idiomas son muy importantes, pero es mucho más importante conocer las culturas. Hay una población china muy importante en Sevilla y hay que saber cómo son. Idiomas como el árabe o el chino no sólo sirven para expresarse, sino que en los cursos aprendes su cultura, rasgos que no sólo te sirven como agente, sino para conocer a poblaciones que están viviendo aquí. Había estudiado francés, y en la Policía Nacional estudié inglés, árabe y ahora chino. Pero el chino es para tomárselo con calma...
–En su primera semana en Morón de la Frontera ¿cómo ve el pueblo?
–Es un pueblo muy tranquilo, le veo muchas posibilidades porque hay una plantilla joven, con ganas de hacer cosas y las estadísticas son buenas. Son 138 policías, está bien.
–¿Cuántas mujeres?
–Cinco policías, una subinspectora y yo, aunque ahora hay dos de baja por maternidad. Somos pocas, pero cada vez más. Cuando llegué a Sevilla sí que éramos pocas... y ya hay seis inspectoras jefe. Es cuestión de tiempo.
–¿Hay algún delito cuyas estadísticas le preocupen?
–No, aunque como tengo la deformación de haber sido jefa del Servicio de Atención a la Familia, siempre creo que se puede mejorar la atención a las víctimas.
–¿Necesitará crear grupos especializados?
–Hay uno de Policía Judicial que funciona muy bien y otro de Seguridad Ciudadana. Ahora no necesito más, quizá con el tiempo.
