F. Viillegas / I. Morillo
La Junta dará carta de oficialidad en su consejo del martes a la sustitución de Demetrio Pérez como su delegado del Gobierno autonómico en Sevilla. Su relevo será con casi toda probabilidad al alcaldesa de Castilleja de la Cuesta, Carmen Tovar. Pérez, no obstante, seguirá con otro cargo en la Junta.
El consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, estaba ayer a la espera de que la alcaldesa de Castilleja de la Cuesta y número 3 de la ejecutiva regional socialista a raíz del reciente congreso diese su visto bueno definitivo al cargo, algo más que probable porque de una vez por todas colmaría las expectativas de una política de elevadas aspiraciones y hábil manejo de los tiempos y estrategias políticas cuyo nombre ha sonado en varias quinielas para consejera o viceconsejera.
Sin embargo, con ser relevante la más que posible asunción de la delegación del Gobierno de la Junta en Sevilla por parte de Tovar, toda la atención mediática está en el que será destituido: Demetrio Pérez, el no-candidato que osó -tras el paso atrás dado por el alcalde de Sevilla en la confianza de que quizás así podría arrastrar a su oponente, José Antonio Viera, ante el congreso provincial socialista del pasado julio- enfrentarse a un peso pesado como Viera y salió escaldado y, como se comprueba ahora (y se intuía), destituido de su cargo.
Lo niegue o no Viera por aquello de lo políticamente correcto -aunque ha sido, obviamente, parte activa en el asunto-, difícilmente éste podrá sacudirse la relación causa-efecto de la caída de Pérez que se hará efectiva el próximo martes en el consejo de Gobierno de la Junta.
Así se le ha trasladado y ya lo anda digiriendo con amargor, aunque se lo olía, porque ha sido consciente en todo momento de lo que podía sucederle si no salía victorioso del envite. De hecho, llegó incluso a poner su cargo a disposición del Gobierno andaluz durante el proceso congresual, pero no parecía entonces el mejor momento -con el Plan Infoca, de su jurisdicción, recién iniciado, el resultado del congreso tan cercano y agosto a la vuelta de la esquina- para deshacerse de él.
Y de hecho no habrá un desprendimiento total de Demetrio Pérez. Viera se podrá cobrar su pieza política quitándole un cargo que estaba desempeñando con bastante fluidez y buen hacer -lo que dejará, ya lo está, atribulado a su joven adversario ideológico-, pero la Junta no le quiere fuera, sino dentro, pero eso sí, desempeñando un cargo de alto directivo de menor calado y presencia mediática probablemente.
Igual que se sabe que Demetrio caerá el martes, ha trascendido que en las quinielas para suplirle ha sonado, aparte de Carmen Tovar, otro nombre muy del gusto del propio Viera: el de Antonio Rivas, delegado provincial de Empleo. Al parecer, incluso podría haber sido la opción mejor colocada por éste para relevar a Demetrio Pérez, sólo que al final el propio Rivas habría argumentado que no entraba en sus cálculos cambiar de puesto al menos en estos momentos.
En cambio la opción de Tovar ha sido muy bien vista en el entorno de Gaspar Zarrías, que será, no se olvide, el que acabe nombrándola el propio martes con el beneplácito de Chaves si no se cruza ningún imprevisto de por medio.
Tovar, al ser vicepresidenta primera de la Diputación provincial, tendría que dejar el cargo, y por supuesto la Alcaldía de Castilleja de la Cuesta, algo que sin duda agradecerá enormemente por cuanto que la situación era insostenible en el seno de su propio grupo, con varias polémicas internas sonadas, enfrentamientos con concejales y destituciones, vuelta a incorporarlos, versiones dispares acerca de los motivos reales de tales enfrentamientos... De concretarse, Tovar encontraría un lugar en el Gobierno andaluz acorde con su reiteradas veces manifiesta ambición política.