Jóvenes al día

Carretera de maletas. Esperanza de aeropuerto

Desde 2010 la emigración española a otros países ha crecido más que en otros países europeos también afectados por la crisis. Los jóvenes son los principales implicados. A los destinos tradicionales de Francia y Alemania, se han sumado Reino Unido y otros países de América Latina.

el 12 abr 2014 / 22:30 h.

G isela Soto tiene 23 años, es natural de Corte Concepción, un pueblo de Huelva y se va a Italia de au pair -–cuidadora de niños–. Gisela Soto con su maleta en el aeropuerto de San Pablo en Sevilla, poco antes de embarcar rumbo a Italia para estrenarse con su primer trabajo. / Foto: J. Fernández Jurado Gisela Soto con su maleta en el aeropuerto de San Pablo en Sevilla, poco antes de embarcar rumbo a Italia para estrenarse con su primer trabajo. / Foto: J. Fernández Jurado Una amiga le habló de la experiencia que vivió mientras trabajó como au pair y decidió inscribirse en una página en la que una familia florentina no tardaría en interesarse por ella y ofrecerle trabajo. Gisela es higienista dental y en la actualidad hace otro ciclo de protésico dental. Comenta que no ha terminado el curso aún, pero que sus profesores se lo han puesto fácil, «incluso me han ofrecido la posibilidad de hacer mis prácticas allí», comenta. Entre los motivos que la llevan a subirse a un avión para buscar una oportunidad fuera de España, comenta que están sus ganas de superarse a sí misma. También quiere perfeccionar su nivel de italiano y quizá también el inglés. «Dominar idiomas es fundamental hoy en día», afirma. Expone al mismo tiempo que quizá el motivo más fuerte sea la falta de previsión de empleo en España en este momento. Dice que le sale rentable marcharse, «sólo me gasto dinero en el vuelo, ellos me facilitan alojamiento, comida y me pagan un sueldo al mes». No va con la idea de ahorrar dinero, sino de vivir. Comenta que la familia le dará unos 400 euros y también le pagará un curso de italiano. Su horario va desde las nueva de la mañana hasta las dos. También trabajará alguna que otra tarde y tendrá libre los fines de semana. «Mi madre se echó las manos a la cabeza al saber que me iba», «ella piensa que me voy a quedar allí», comenta Gisela. Es consciente de que es una posibilidad, aunque de momento no se plantea qué decisión tomará llegado el momento. «Puede que sea más fácil trabajar en Italia que en España en este momento, si me ofrecen un trabajo estable me lo pensaría», plantea.   LOS PADRES. Pedro Álvarez tiene 57 años y vive en Sevilla. Su hijo Gonzalo de 30 años, trabaja en un estudio de arquitectura en Berlín desde 2012. Pedro plantea que en todo momento entendió la decisión de su hijo de irse a trabajar a Berlín. «Justos después de que acabara la carrera en Sevilla, se fue a Berlín a estudiar un máster de arquitectura. Creo que fue una decisión acertada». Puntualiza que en España, en ese momento estábamos viviendo lo más duro de la crisis. «La mayoría de sus amigos estaban sin trabajo y con nulas expectativas laborales», plantea. «Fue una consecuencia lógica el hecho de quedarse a trabajar, y la verdad es que hizo lo mejor». Comenta que en ese momento, al igual que ahora, el poco trabajo que había era muy precario, y siempre si se tenía suerte de acceder a un puesto de trabajo. «En Alemania la situación es radicalmente opuesta, ya que se valora la profesionalidad y los trabajadores están bien remunerados», plantea. Dice que ahora está ahorrando y aprendiendo para que, en un futuro, pueda plantearse su vuelta a España. Cuando hablamos de la forma en cómo estar en contacto, comenta que al principio fue un poco difícil, «yo no estaba muy al tanto de las nuevas tecnologías, así que tenía que depender del teléfono y de los ratos que mi hija tenía libres para conectarnos a internet». Añade que las facturas de teléfono eran muy altas. «Aprendí a utilizar el ordenador y a conectarme a Skype, así que ahora todo es mucho más fácil». Un par de veces a la semana se conectan un rato para hablar, «así lo veo y me quedo mucho más tranquilo». Comenta que Gonzalo suele venir en Navidad y en verano, aunque depende también del dinero que tenga y de los vuelos. «No hay un vuelo directo con Sevilla desde Berlín», plantea que eso dificulta mucho más las visitas. Indica que las administraciones deberían poner más de su parte para establecer vuelos con Alemania, «cada vez más jóvenes se van a este país en busca de un futuro mejor». Cree que su hijo algún día regresará a España. «Él echa mucho de menos la cultura española, la comida, el clima, los amigos, la familia… Es normal». Dice de su hijo que es joven y echa de menos salir con los colegas, hablar su propio idioma y seguir creciendo en su entorno. «Analizándolo fríamente es un drama», indica, «le han arrancado unos años de su vida muy importantes aquí junto a los suyos». Por otra parte, resalta que está adquiriendo unos conocimientos y una experiencia que podrá aplicar en España cuando la situación mejore. Pedro ha estado tres veces en Alemania, «una cuando estuvo estudiando el máster y dos cuando ya estaba trabajando». Comenta que le parece muy diferente a las ciudades españolas, «la gente va a lo suyo y no noto ese calor que tenemos aquí en el sur de España». Señala que son mucho más serios y aprovechan mejor el tiempo. «La verdad, yo lo tendría muy complicado para vivir allí», matiza entre risas.   LOS QUE ESTÁN FUERA. «Estudié Ingeniería Técnica Industrial y luego realicé el máster de profesorado. Quería abrirme puertas en el ámbito de la educación de cara a futuras oposiciones», son palabras de Manuel Casán, un joven onubense de 25 años que el pasado octubre de 2013 terminó marchándose a Inglaterra. Comenta que fueron varios los motivos que lo llevaron a tomar la decisión. «En España trabajé haciendo inventarios para Carrefour y también fui mozo de almacén en una tienda de ropa», no tenía nada estable, mucho menos relacionado con su formación. También quería dar un giro a su vida, «siempre me ha llamado la atención viajar, aprender idiomas y conocer mundo». Expone que prácticamente se fue a la aventura, «elegí Cambridge porque tenía un conocido allí y me podía ahorrar los primeros días de hotel mientras encontraba alojamiento». Todo lo demás fue llegando poco a poco, asegura, «me recorría una y otra vez la ciudad dejando mi currículum por todas partes, abriendo una cuenta en el banco, sacándome un teléfono inglés, registrándome en el centro de salud y como residente en el país…» Indica que el resto de españoles que conoce en Inglaterra están en una situación parecida a la suya, «maestras ejerciendo de camareras, psicólogos limpiando hoteles, enfermeros fregando platos o como yo, ingenieros cuidando abuelitos». Comenta que el nivel de inglés general de los españoles no es bueno, y eso limita mucho las opciones de trabajo, mucho más ejercer una profesión cualificada. «Yo llegué con un B1 y nada mas llegar a la estación de tren y preguntar por la parada me di cuenta que un B1 es igual a nada aquí». Comenta que hay ingleses que no se lo han puesto fácil, aunque dice que depende de la persona, «mi mejor compañera de trabajo es inglesa» afirma. «En general los españoles no estamos mal vistos». Manuel tiene claro que regresaría si el trabajo correspondiera con su formación, «si me ofrecieran trabajo en una tienda o algo así, seguiría aquí porque al menos, aprovecho y mejoro mi inglés». Dice echar de menos su playa y a su madre, también las comidas. «Extraño la alegría de los andaluces, los ingleses son un poco fríos, como su clima». Su padre está contento, dice que él hubiera hecho lo mismo. Su madre quiere que regrese porque lo echa mucho de menos. Asegura que las nuevas tecnologías se lo ponen fácil, habla a menudo con su familia y amigos. «Siempre puedo verlos pero no palparlos y entonces las ganas de volver se multiplican», asegura. Afirma que la vida en Inglaterra es cara, no le permite ahorrar demasiado aunque reconoce que percibe un sueldo aceptable. Comenta que se fue con la idea de estar un año, a día de hoy, expone que si encontrara trabajo de ingeniero en Inglaterra, se quedaría por una larga temporada. Después de trabajar como friegaplatos, trabajó limpiando habitaciones en un hotel, y ahora lleva cuatro meses cuidando a abuelos en una residencia. «Es el mejor trabajo que he podido encontrar de cara a mejorar el idioma, mis abuelos son los mejores profesores de inglés que he tenido nunca», señala con cariño.   LATINOAMÉRICA, NUEVA META. España está enviando más inmigrantes de los que está recibiendo en este momento, así lo asegura Javier Sánchez Checa, Cónsul de Perú en Sevilla. «Con respecto a Perú queda claro que está enviando más, también con respecto a otros países de Latinoamérica», sostiene. La mayor parte de solicitudes de visado que ha recibido han sido por parte de empresarios andaluces, «están viendo en Perú y Latinoamérica un mercado en pleno desarrollo», añade. También indica que hay muchos estudiantes que están viendo la posibilidad de ir a trabajar a Perú. Plantea que se trata de una generación muy preparada –aún más por la llegada de la crisis– que tendría muchas posibilidades y garantías en un país como Perú. «Soy partidario de que debería haber una transferencia de cerebros hacia América Latina, es un buen momento para poder plasmar allí estos conocimientos». «Se cambian las tornas, sí», afirma, «aunque también es cierto que es un beneficio mutuo». Añade que una generación súper preparada puede aportar mucho a un país como Perú. Sánchez Checa, destaca que casi todos los españoles que se marchan a Perú lo hacen porque aspiran a trabajar en un empleo cualificado. «Perú no demanda mano de obra, demandan perfiles cualificados». Además puntualiza que en ciertos segmentos: ingeniería, arquitectura, minas, desarrollo de tecnologías de protección medioambiental, restauración. «Hay empresas a las puertas de las universidades españolas dispuestas a llevarse a ingenieros». «Si yo fuera joven y estuviera aquí en situación de desempleo, con una amplia formación a mis espaldas, no dudaría irme a Perú», defiende. La experiencia del golpe de esta crisis, va a ayudar a crecer a los españoles. «Es un ciclo», plantea. «Perú necesita ser ayudado para salir de esta brecha, y que mejor que con la ayuda de los españoles que no encuentran una oportunidad aquí». Destaca que no hay país más parecido a la región de Andalucía que Perú. América Latina tiene una cultura común con España, una forma de pensar similar, un mismo idioma. «Esto facilita mucho las cosas al llegar a Latinoamérica». Plantea que los sudamericanos son muy acogedores con los españoles. «Los españoles que viven en Perú han tomado algunos barrios y han montado a su alrededor toda una sinergía». Cuando regresan a España van a visitarlo al consulado y le cuentan que les fue muy bien. «Tramitar un visado a Perú es fácil, es un trámite sencillo que no pasa de los 40 euros», indica. Aclara que para ir como turistas no es necesario visado. «Muchos entran como turistas primero y después tantean la posibilidad de trabajar». Por último plantea que encontrar trabajo fuera de aquí es también una alternativa a la crisis y anima a todo el que tenga inquietudes y aspiraciones profesionales a probar suerte fuera de España.

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