Érase una vez un equipo que iba tercero, que llevaba veintidós jornadas de veinticinco en la zona de ascenso, que no dejaba pasar ni tres jornadas seguidas sin ganar una vez y que recibía a un rival al que siempre superó en la clasificación. Y érase una vez otro equipo que iba séptimo y que sorprendía a todo el mundo porque muy pocos esperaban que estuviese así a estas alturas de la temporada. Esto no es un cuento, es la vida real. Es el Cartagena-Betis. Pero desgraciada e increíblemente, el primer equipo, el que está arriba, no es el Betis sino el Cartagena, mientras que el segundo, el que hace dos meses que no aparece por la zona de ascenso, sí es el Betis. Hoy se enfrentan en el feudo del que está mejor colocado y no hay que ser ingeniero espacial para concluir que el partido es fundamental. Para el Betis, por supuesto. Si vence, se quedará a cinco puntos del tercero con 48 aún por jugarse; si empata, seguirá a ocho y la cosa se le complicará; y si pierde, ay Betis si pierdes, la distancia se agrandará ya hasta los once puntos más el goal average (0-0 en la primera vuelta).
Para Víctor Fernández, este encuentro no es una final. Es verdad que no hay ningún título en juego y que la temporada no se acabará tras este partido, pero una final también es la "última y decisiva competición en un campeonato". Y si el Betis pierde hoy, puede que haya más jornadas por delante, pero su campaña estará casi rematada. Pensar en remontar doce puntos sería muy profesional, sí, pero poco menos que utópico: por el bajísimo nivel que ha ofrecido hasta ahora; por la devastación moral que supondría en las filas verdiblancas una derrota en el choque más esperado y preparado del curso; por el plus anímico, al revés, que representaría un triunfo para el Cartagena; y porque el Betis estaría casi obligado a no volver a perder (y a empatar muy poco) en lo que queda, objetivo que se antoja inalcanzable para un equipo cuya mejor serie ha sido de sólo dos victorias consecutivas.
La historia sería otra si el Betis gana hoy. Para eso debería superar su fobia al gol (no marca más de uno en un partido desde hace dos meses y medio; sólo ha convertido cinco en las nueve últimas jornadas...), a los equipos de arriba (de todos los rivales que van delante de él sólo ha sido capaz de batir al Villarreal B), a los partidos al mediodía y a las victorias en general, porque no es muy normal que casi se hayan cumplido dos tercios de la Liga y el ex favorito número uno ni siquiera haya llegado a los diez triunfos. Si se sobrepone a todo eso y demuestra que es mejor que el Cartagena, algo que la clasificación desmiente con rotundidad, el Betis aún tendrá alguna posibilidad de retornar a Primera.
Como regresar de La Manga con otra cosa que no sean los tres puntos sería un fracaso, Víctor dejó caer ayer que quizás introduzca "una variante para dar ese pasito hacia delante y ganar el partido". El matiz puede consistir en retrasar a Capi y prescindir de Iriney (Arzu es intocable, y más tras superar una sanción de Competición) para que entre Pavone, de modo que todos los recursos atacantes de la plantilla estarían sobre el césped. Novedades hay también en la lista: vuelven Juanma y Fernando Vega, que ocupan las plazas de Rivas, lesionado, y Rodri.
En el Cartagena, que lleva seis jornadas sin perder, la tranquilidad es máxima. Es la gran revelación del fútbol español, no ha estado más de dos jornadas seguidas sin ganar y apenas ha caído dos veces en casa (Nástic y Salamanca), donde encima lleva tres triunfos consecutivos y un solo gol encajado en sus cuatro últimos choques. El responsable técnico de este milagro, Juan Ignacio Martínez, recupera a su lateral izquierdo, Clavero, aunque pierde al ex sevillista Pablo Ruiz en defensa y al veteranísimo Víctor en ataque.
