A media mañana el mercurio sube casi al límite de lo soportable. El trasiego de peatones y ciclistas en plena arteria comercial es permanente. A un lado, el Archivo de Indias custodia documentos de incalculable valor. Y enfrente de éste se alza el majestuoso edificio de Correos, una construcción de un estilo poco común en Sevilla: el Art Decó.
Si tiene que desplazarse hasta la oficina principal de Correos, sita en la mencionada Avenida de la Constitución, está de enhorabuena. Porque desde ayer, y hasta el próximo 13 de julio, la oficina acoge una curiosa exposición de fotografías y literatura epistolar. La muestra es fruto del concurso que Correos organiza cada año entre sus empleados, con el fin de premiar la creatividad de sus trabajadores y mantener vivo el género epistolar, tan ligado a su actividad diaria. Y vaya si lo consiguen. Así, mientras espera a que salga su número para pasar por ventanilla, puede disfrutar allí mismo de 49 fotografías artísticas y de textos literarios, a modo de cartas.
El patio principal parece una galería de arte con todas esas instantáneas colgadas en paneles. A cada cual más original. Las hay paisajísticas, surrealistas, hiperrealistas, y no podían faltar las que hacen referencia a la profesión, la de cartero. Pueden encontrar desde unos diminutos carteros de playmobil en su labor de reparto, hasta la imagen de un sugerente paisaje, el de la playa de Liences. La imaginación de estos repartidoras de palabras parece no tener límite.
Puede que escribir hoy una carta sea toda una proeza. Sin embargo, no hace más de diez años era una práctica muy común y saludable (intelectualmente hablando) entre la población. Pese a todo, aún quedan algunos románticos del lápiz y del papel que rehúsan a abandonar tan literata costumbre. Y, por y para ello, por décimo tercer año consecutivo el grupo Correos pone en marcha esta peculiar iniciativa.
"Lea esta carta. Es divertidísima", sugiere José Luis Fernández, un vecino del barrio de San Lorenzo que está esperando para enviar una carta certificada "a Tráfico", puntualiza. La carta en cuestión comienza así: Tras aparecer en la revista Abrecartas la noticia de que Correos está probando un ahuyentador de perros me dirijo a Vd mediante la presente, con el fin de solicitar uno de estos aparatos, ya que lo considero imprescindible para seguir realizando mi labor de reparto. Lo cierto es que la epístola es muy ocurrente. Su autor es Julio Gil, un trabajador cacereño, que ha llegado como finalista de entre las más de 150 cartas que se presentaron a concurso. Nadie diría que se trata de aficionados. El primer premio se lo ha llevado la carta que lleva por título: Cinco. Cuenta los avatares de un desafortunado trabajador de Correos, pero no le revelo más. Vaya, léala usted mismo, y juzgue.
