Algunos se empeñan en vincular al líder de la oposición, Javier Arenas, con los últimos escándalos que han estallado en el seno del PP. Los casos Gürtel y Bárcenas se encuentran en plena investigación judicial y hay quien observa en los mismos la sombra del presidente de los populares andaluces. Su paso por la secretaria general del partido tuvo, necesariamente, que situarle en el escenario que ahora ha estallado en medio de cuantiosos regalos, grabaciones ocultas, espionajes y tratos de favor a determinadas empresas.
Lo cierto es que, a pesar de las ganas que puedan tener algunos por ver embarrancado en estas aguas procelosas a Arenas, hasta el momento, no ha habido indicio alguno que nos haga pensar que haya tenido algo que ver con estos sucios manejos. En cambio, lo que ha trascendido es que cuando llegó a la máxima responsabilidad ejecutiva del PP cortó con Correa aunque, eso sí, nunca ha desmentido su relación con el tesorero del partido, un Bárcenas que, al parecer, ha amenazado con tirar de la manta y que ha dejado bien claro que tenía una especial relación con él, con testimonio gráfico incluido.
APENAS CONTACTOS CON CORREA. De cualquier forma, las especulaciones de este tipo no deben quitarle el sueño. Ni siquiera cuando el ex concejal José Luis Peñas, el valiente que grabó las conversaciones que han puesto en evidencia la red corrupta, confiesa que también Correa era amigo íntimo de Arenas, se habría alterado lo más mínimo. Y es que Arenas ya ha dejado bien claro que apenas tuvo contacto con ese señor que ahora está en prisión y con el que, en todo caso, habría intercambiado algunos minutos de conversación intrascendente. Es más, esos que insisten en involucrarle de cualquier forma tienen más que difícil demostrar que, en contra de lo que él dice, ha podido compartir, incluso, una feliz cena en una plácida noche de verano en Marbella. De eso, nada de nada. Son ganas de buscar donde no hay. Pero es que los que están obsesionados con él ven en sus últimas evoluciones hasta diferencias importantes de criterios con Cospedal en la dirección del partido.
LOS BARONES ANTIANDALUCES. En verdad, lo que debe realmente preocuparle a nuestro hombre no son estas insidias que mentes febriles puedan fabricarle. Lo inquietante debe ser, más bien, el flaco favor que le hacen algunos barones de su propio partido dinamitándole su estrategia en Andalucía. Mientras aquí se afana en denunciar que Andalucía sale maltratada en el nuevo modelo de financiación, Aguirre y los suyos se dedicaban a decir, precisamente, todo lo contrario, que era, junto con la de Cataluña, una de las más beneficiadas. Y no sólo eso, la propia presidenta de Madrid se pronuncia de forma muy despectiva al advertir de que no está dispuesta a que los servicios de Andalucía se financien a costa de los impuestos de los madrileños. Ése es su verdadero talón de Aquiles: aparecer como un partido que no se identifica plenamente con los andaluces. Lo demás, de momento, se sitúa dentro de la pura ensoñación.
