Cultura

Castaño: «Cualquier lengua puede llegar a todo el mundo»

La poeta coruñesa, una de las voces más interesantes en gallego de los últimos años, participó ayer en el Festival de Perfopoesía

el 16 oct 2010 / 20:39 h.

Yolanda Castaño
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-¿Cuál es la situación actual de la lengua gallega?

-Pues estamos muy afanados en dar pasos hacia atrás. Hemos vuelto a la situación de los años 80, la lengua sigue viviendo mucho del autoodio, del complejo de inferioridad... El hecho de no ser la lengua que se adscribe al poder, al progreso, al medrar, hace que los niños no la aprendan, ‘porque con eso no se va a ningún lado'. La paradoja en la que vivimos es que el gallego vive una situación terrible, está perdiendo hablantes, frente a la situación de su literatura, que goza de muy buena salud. ¿Cómo se come eso?

-El último libro de Lipovetsky habla de otra paradoja: la globalización que está relanzando las particularidades culturales...

-En parte tiene razón, parecía que las telecomunicaciones iban a acercar realidades muy alejadas, pero están sirviendo más para reforzar los vínculos cercanos. Podrías contactar con poetas serbios o guatemaltecos, pero internet te pone en comunicación con tu vecino de dos calles más abajo.

-¿Eso es bueno o malo?

-En el fondo es una tendencia bastante humana. Hace tiempo asistí a un encuentro de literaturas pequeñísimas, como la eslovena, y gigantescas, como la china, y te dabas cuenta de que todos los autores acabamos teniendo problemas parecidos. Al final la pregunta es saber a qué lectores llegamos, y cómo podemos ir más allá. Eso nos cuesta a todos. Pero las meras posibilidades que brinda la red, en cualquier caso, son algo importante, y están ahí, a nuestro alcance.

-Hay quien piensa que los gallegos perdieron el tren del bilingüismo por no asimilarse al portugués. ¿Es una barbaridad?

-La verdad es que nosotros no escogimos nada, fue un avatar político e histórico que nos llevó hasta donde estamos. Es cierto que hay gente que sigue soñando con eso, pero también es el sueño de adscribirse a una lengua de poder. Es pasarse la vida aspirando a lenguas que se cuentan por  número, y no me gusta regirme por ese argumento. Cualquier lengua puede tener la potencia para para que su contenido llegue a todo el mundo. Debemos sentirnos el centro del mundo escribiendo croata o en maltés. O al menos no sentirnos subsidiarios de otra lengua mayor.

-¿El cambio político en Galicia ha repercutido en la lengua?

-Se ha sentido enormemente. El nuevo gobierno aboga porque los niños castellanoparlantes no tengan que hacer ningún esfuerzo, y evitar que sean perfectamente competentes en los dos idiomas.

-Una última curiosidad: el hecho de tener a Rosalía de Castro como gran patrona, ¿es una vacuna contra el machismo para las letras gallegas?

-Para los autores, desde luego no. Pero es un hecho tan llamativo que tiene que marcarnos, tal vez de una manera menos consciente de lo que pensamos. Rosalía abrió un camino que permite que haya salido de Galicia un número alto de autoras. En los 90 hubo tal eclosión que llegamos incluso a ser mayoría en algunas antologías. A la hora de darnos a conocer, creo que hemos sido beneficiadas por ella. Pero la vacuna contra el machismo en la sociedad y en el mercado editorial creo que aún no la hemos encontrado.

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