29 de julio de 2010. El asfalto se derrite en gotas de alquitrán y en la Avenida de La Palmera nadie augura uno de los cónclaves más decisivos de la centenaria leyenda del Real Betis Balompié.
Ocho hombres y un destino. La plana mayor del consejo se reúne con el sonido del aire acondicionado de fondo en una de las salas del Ruiz de Lopera.
Rufino González, Jaime Rodríguez Sacristán, Manuel Castaño, José María Blanco y Antonio Álvarez dialogan antes del concordato con la ausencia de los nuevos dirigentes, Oliver, Ángel Vergara y José León, que, con camisa azul y rostro serio, saluda a los empleados del club aún como presidente. Podría haber sido su última exhibición de poder... si Rufino González no abandona de forma acelerada el despacho.
Aunque el hermetismo sobre los asuntos tratados es absoluto, El Correo desvela que, por ejemplo, Manuel Castaño había preparado proponer en el orden del día, abierto y sin ningún punto concretado antes de su celebración, la elección de nuevo presidente.
En la maniobra se había garantizado el apoyo total de cinco consejeros, aunque una cuestión menor dinamitó el guión. El asesor de Bitton Sport, Luis Oliver, hablaba de las gestiones para fichar cuando Rufino González, serio y ante el asombro de sus colaboradores, exigió que fuese el propio consejo el que negociara las incorporaciones.
Las negativas de Castaño y el secretario del consejo, Jaime Rodríguez Sacristán, y las sonrisas de Oliver y Vergara precipitaron la inesperada reacción del vicepresidente. Fue entonces cuando, con el rostro roto por la furia, bajó las escaleras y se marchó del Ruiz de Lopera.
Dentro, Castaño, serio y sin cómplices descubiertos, renunció a su hora de gloria. "Ya estaba hablado que yo iba a salir presidente", comentaba ayer a El Correo. El abogado iba a proponer el relevo de León en el último punto del día y se había garantizado 5 votos a favor -Blanco, Álvarez, Rufino, Sacristán y el suyo propio- por 3 en contra -León, Oliver y Vergara-.
Asamblea
Y entonces se dispararon los acontecimientos favorables a Oliver. Era la hora de la votación sobre la celebración de la asamblea del 20-A. Blanco, ante el asombro de Castaño, Sacristán y Álvarez, pide que el voto sea secreto.
El propio Sacristán, en un gesto de confianza, exige confidencialidad a sus compañeros, aunque entrega su papeleta en blanco con el 'no' a la convocatoria. La retirada de Rufino pudo influir en su decisión.
Y en la de Blanco. Álvarez, loperista de pro, sorprendió con el 'sí'. 5-2 y sonrisa de Luis Oliver. Con Rufino había pactado un triunfo de los pro-asambleístas por 4-3. Hubiese sido el principio del fin.
Rufino González, que ayer se negó a declarar y que ya ha anunciado que convocará una rueda de prensa la próxima semana, sopesa la posibilidad de presentar su dimisión como vicepresidente y miembro del consejo de administración el 25 de agosto, día en el que se celebrará una nueva reunión del ejecutivo de la entidad en el Ruiz de Lopera.
