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Castigados sin botellona

Beber con amigos y por pocos euros. Es el modelo de ocio que, cada fin de semana, acompaña las noches de jóvenes y adolescentes. Los violentos altercados ocurridos en Pozuelo de Alarcón han llevado el debate político y social al fenómeno de la botellona y ha tenido consecuencias: prohibiciones y refuerzo policial.

el 16 sep 2009 / 08:37 h.

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Beber con amigos y por pocos euros. Es el modelo de ocio que, cada fin de semana, acompaña las noches de jóvenes y adolescentes. Los violentos altercados ocurridos en Pozuelo de Alarcón han llevado el debate político y social al fenómeno de la botellona y ha tenido consecuencias: prohibiciones y refuerzo policial.

"Esta es una sociedad que busca soluciones mágicas e inmediatas a problemas que de repente te pegan en la cara", señala a Efe Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Pero no se aborda el problema, "habría que hacer un planteamiento más global y no solamente medidas puntuales si queremos que esto se arregle", subraya.

El alcalde de Pozuelo ha prohibido beber en la calle durante las fiestas y la juez de menores ha castigado a los siete adolescentes a no salir de juerga a partir de las diez de la noche los próximos tres meses. Una medida recurrida por algunos padres por desproporcionada, pero también criticada por floja o poco pedagógica. Mientras, otras localidades madrileñas que celebran este fin de semana sus fiestas han pedido más agentes en la calle. Y en la Red se multiplican los mensajes de jóvenes, unos amenazantes, otros pidiendo calma.

"Cuando intervienes para prohibir el consumo de alcohol en la calle estás incidiendo en algo que los jóvenes consideran propio, que es su cultura o su forma de expresar una posición social determinada. Vamos a ver cómo termina esa cierta confrontación", reflexiona el director de la FAD.

La botellona no es de ayer, las prohibiciones no sirven y la cuestión -argumenta- es cómo llegar al fondo de un problema social, consecuencia de un estilo de vida, un planteamiento de ocio y una tolerancia ante el consumo de alcohol, tan instaurada, que es difícil de erradicar.

Alcohol, cannabis o cocaína colaboran a cumplir el objetivo de pasar cinco, seis o siete horas "divirtiéndose", añade Calderón. "Ha habido hechos impactantes en muchas ocasiones, que han generado una protesta social, de vecinos, suciedad, ruidos, violencia,... A los pocos días llega el silencio, se olvida".

"Esto se ha desbordado, pero se veía venir. Problemas con el alcohol en jóvenes y menores hay todos los fines de semana", indica a Efe el juez Emilio Calatayud, conocido por sus condenas ejemplarizantes, en muchos casos que los chavales limpien los residuos de la botellona o vayan a los hospitales a ver las consecuencias de las borracheras. "Ya va siendo hora de que las autoridades se tomen en serio el tema, pero llegan tarde", asegura el juez de menores. "Los que gobiernan tienen miedo a poner límites".

Hay dejación de las autoridades y de los padres, opina el juez de Granada, autor de un "decálogo para formar un delincuente", con advertencias sobre la permisividad de los progenitores hacia cualquier actitud de sus vástagos, y que se puede encontrar en internet.

La ley prohíbe el consumo de alcohol a menores -pero se inician a los 13 años y el 88% lo ha probado antes de llegar a los 18, recuerda Ignacio Calderón- y también la venta a los adolescentes. "Los sitios para beber alcohol son los bares y punto. Y si los menores no pueden beber alcohol, no pueden hacerlo", zanja.

El consumo en la calle está castigado salvo en fiestas patronales o en espacios autorizados por los ayuntamientos. Este año, y hasta el pasado 31 de agosto, en Madrid la Policía había tramitado 36.643 denuncias, frente a las 45.574 de todo el año 2008. En 49 casos los infractores eran menores.

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