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Castilblanco de los Arroyos recuperará un mesón donde pudo parar Cervantes

el 16 oct 2009 / 17:52 h.

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Lo que queda del único mesón que se conserva en el pueblo de la época de Cervantes.

Las ruinas de un mesón barroco son el único recuerdo en Castilblanco de los Arroyos del paso de Miguel de Cervantes, entre otros visitantes ilustres, por este pueblo en los siglos de su esplendor. El Ayuntamiento de Castilblanco de los Arroyos busca fondos para recuperar este inmueble, conocido como el Mesón del Agua.

Y es que grato recuerdo tuvo que llevarse el autor del Quijote de este pueblo de la Sierra Norte cuando una de sus novelas ejemplares, Las dos doncellas, la comienza "en uno de los muchos mesones" que tenía en su época -hace 400 años- la villa, que entonces era parada obligada en plena Ruta de la Plata.

De esa cantidad de posadas hoy sólo queda el recuerdo del Mesón del Agua, en la calle Blas Infante. El concejal de Servicios Públicos, Fernando López, quiere recuperar el inmueble con una escuela taller. Pero todavía espera financiación. Tampoco tiene claro el equipo de gobierno (PSOE-PP) qué hacer con él cuando esté restaurado, porque Castilblanco de los Arroyos ya tiene museo etnográfico.Pero cada mes que pasa es una bomba para las paredes del mesón, edificado, según el arquitecto municipal, quizá en el siglo XVII. Hace un año el Ayuntamiento de Castilblanco de los Arroyos colocó contrafuertes en uno de los muros para que no se viniera abajo el inmueble, afectado por la cercanía de las obras de una promoción de viviendas.La época dorada de los mesones de este pueblo acabó a finales del siglo XVIII, cuando Carlos III decidió variar el trazado de la Ruta de la Plata, que desde entonces es la que conocemos, más o menos. Este pueblo dejó de ser lugar de paso y los mesones fueron cayendo en ruina.

En la memoria del pueblo sólo quedó seguir llamando Mesón del Agua a una zahurda, pues el destino de la posada en la que quizá Miguel de Cervantes pensara en el Quijote y en cómo sacar tajada de su empleo como recaudador de impuestos alojó durante años animales, antes de volver a ser, fugazmente, de nuevo bar hace unos 20 años.

Desde entonces el mesón, que adquirió el Ayuntamiento de Castilblanco de los Arroyos, permanece abandonado. Eso sí, por lo menos, de éste se sabe dónde está, porque nada se conoce hoy día de los "muchos" mesones que cita el genial escritor en el pueblo, sólo que el emplazamiento de la mayoría estaba en puntos borrados de la memoria en la calle Ancha, como aquel que por la misma época alquiló la Hermandad de las Ánimas, también extinta.

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