Local

Caudal de emociones sobre el Ajolí

Menos público y peregrinos se dan cita en el último hito en el camino hacia la Blanca Paloma.

el 18 may 2013 / 00:37 h.

La hermandad sevillana de Utrera, a su paso por el Ajolí. / J.C. Cruz (Atese) La hermandad sevillana de Utrera, a su paso por el Ajolí. / J.C. Cruz (Atese) Cristalino y abundante como nunca, el Ajolí recibía ayer a los peregrinos. Los tablones de madera daban eco a sus pisadas y casi se escuchaba el pálpito de sus corazones. Poco público, “prácticamente nadie para lo que se formaba aquí hace dos años”, señalaba uno de los controladores del Parque Natural de Doñana, Paco Leal Nieto. Su trabajo estos días es precisamente recontar “vehículos, carros, coches de caballos, caballos, peregrinos…”. Y su conclusión es que también vienen menos peregrinos con las hermandades. Pero poco a poco desde la aldea, que ya se ve cerca, junto al rezo de las Salves de las presentaciones, que por primera vez se celebran la tarde del viernes, se van sumando vecinos de los pueblos que están por pasar. “Los horarios se están cumpliendo sin problemas”, añade Paco, aunque Córdoba se quedó atascada en la arena y se le adelantaron Utrera, Carrión y Gines, que, en teoría, con su nuevo camino, debería entrar la última. Rosa Aguilar, exconsejera y exministra, además de exalcaldesa de Córdoba, acaba de llegar para acompañar a su hermandad hasta la aldea. “Todos los años vengo a verla en Villamanrique, pero ayer [jueves] me fue imposible, tenía mucho trabajo en Madrid”, así que en cuanto terminó la comisión, tomó un AVE y se plantó en El Rocío lo más rápido posible. Desde el Ajolí podrá andar junto a la carreta y sus peregrinos y echar un rato en la casa de la aldea. Sin olvidar que cerca de 2,8 millones de niños españoles viven en el umbral de la pobreza, ayer tocaba disfrutar de la su hermandad. Entretanto, tuvo la oportunidad de ver el paso de las filiales que se adelantaron. Con calma, Utrera dispuso correctamente el tiro de mulos de su carreta de plata. Los cinco animales obedecieron a los carreteros, aunque parecía que eran los más impacientes por llegar a El Rocío. Los mostachones colgados en sus varales no dejaban lugar a duda. Las flores rojas –gerberas, rosas, margaritas, liliums rojos con piezas de pan entremezclados– daban fe de los kilómetros por arena recorridos. Pero las suaves temperaturas y, sobre todo, la lluvia, han facilitado mucho este año el camino. La arena no estaba tan suelta y los peregrinos llegaban aún con fuerzas. Cuando ya todos estaban sobre el puente, empezaron los cantes. “Con Utrera hago yo el camino”, anunciaban estos rocieros cantando y con las palmas. Y se sucedieron las sevillanas, en las que también se acordaban de la Virgen de Consolación a la que llevan en un pequeño templete en la delantera del Simpecado. Y los bailes… hasta que, con una indicación del hermano mayor, se hizo el silencio y con los sombreros en alto cantaron la Salve para continuar el camino. Llegaba el momento de dejar que Carrión disfrutara de este momento. Así que dedicó los vítores, por su pueblo y por Linares, que les acompañan, y a retomar la Vereda de la Rocina. Ya se termina el camino, ahora empieza la romería… aunque los altavoces recuerdan que, pese a que todas las hermandades no están aún en la aldea, el primer acto oficial, la presentación ante la Blanca Paloma, ya había empezado. De hecho, para entonces, la hermandad de la Macarena, que había pasado el Ajolí tres horas antes, ya había saludado a la Matriz.

  • 1