Scott Roth se dirige a sus jugadores durante un tiempo muerto. Foto: Inma Flores.
Nunca conviene sacar demasiadas conclusiones del primer partido, pero es obvio que el duelo ante el Iberostar Tenerife no ayudó, sino todo lo contrario, a despejar incógnitas sobre este nuevo proyecto del club sevillano con Scott Roth al frente. La apuesta por el técnico estadounidense, del que existían pocas referencias para el aficionado, con el añadido del embrollo con su licencia, se cobra, de salida, un peaje extra, porque debe ir diluyendo el escepticismo general que existe sobre sus posibilidades de éxito.
Es una realidad que la paciencia en el entorno será menor que con otros entrenadores que le precedieron como Aíto García Reneses o Joan Plaza, conocidos y reputados en la ACB. Pese a sus complicados inicios en Sevilla, tenían casi carta libre de confianza, dentro y fuera del club. No ocurre así con Roth, que tiene ahora el segundo partido en una cancha difícilmente abordable incluso con el equipo ya consolidado, como es la de Valencia Basket.
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