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CCOO denuncia agresiones, insultos y amenazas en las oficinas del paro

Un ciudadano desesperado golpeó a un vigilante y causó destrozos en la Macarena, mientras el sindicato afirma que «la situación está ya desbordada».

el 04 mar 2015 / 09:00 h.

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Así quedó la oficina del paro de la Macarena tras el altercado del viernes, según CCOO. / El Correo Así quedó la oficina del paro de la Macarena tras el altercado del viernes, según CCOO. / El Correo Era una pareja. Llegaron y se pusieron a «provocar incidentes». El guardia de seguridad les pidió que se tranquilizaran y esperasen su turno, pero se ve que no estaban para conservar la calma ni el orden de llegada, porque se pusieron «a dar voces y porrazos». El hombre y el guardia acabaron forcejeando y el vigilante se llevó «un palo». Luego vino la rotura de una mampara, la llegada de la policía, la detención de la pareja... Sucedió el viernes, pero no era la primera vez que los funcionarios entraban en pánico. Fue el fruto de la desesperación, y así lo contaba José María Delgado Álvarez, secretario de la sección sindical de CCOO en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), al denunciar a este periódico los «reiterados» casos de «agresiones, insultos y amenazas» que se viven «de forma continua» en las oficinas del paro. Para el sindicalista, hay un porqué para todo esto; una razón que se alía con la gravedad extrema de la situación en que se encuentra parte de la población. Y esa explicación es, según dice él, que «trabajamos a unos ritmos que no son normales. Estamos tan sobrepasados que la normativa que tenemos que aplicar es decir no a la gente. Ahora, por ejemplo, tenemos una nueva prestación que decían que iba a llegar a 450.000 personas, pero en realidad las condiciones para poder acceder a ella son tan complicadas que la incidencia real es mínima», explicó. «Pero claro, hay una avalancha de público que se presenta, y eso produce retrasos, y al final a la gente hay que decirle que no». Imagen de parte de los destrozos. Imagen de parte de los destrozos. UNA DOCENA DE CASOS Según Delgado Álvarez, este tipo de situaciones «se vienen sufriendo de forma continua» al tiempo que «la incidencia aumenta». «En enero pudo haber unos diez o doce altercados, aunque la gravedad no suele llegar a estos extremos, entre otras cosas porque aparece la policía. El problema también es que no tenemos guardias de seguridad en todas las unidades de SEPE», lo que sobre todo es demoledor para el personal a efectos psicológicos, como cuenta el citado. «A veces son amenazas como te espero en la calle o sé dónde vives; otras, intentos de agresión, o la rotura de un ordenador...». «El problema fundamental», añade, «es que tenemos que dar la cara ante personas con necesidades imperiosas para decirles que esto no es lo que les habían contado». La culpa, dice Delgado, es en parte de las altas instancias: «Los gestores solo se dedican a mirar las estadísticas», mientras los parados siguen yendo a las oficinas a perder la esperanza y los trabajadores a que un día les pase algo. «No se puede trabajar en estas condiciones». Una frase con muchos significados.

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