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"Celebré como un cumpleaños el aniversario del tiro que me dieron"

Pasado un año del robo en el supermercado Bon Sabor en el que recibió un tiro en el estómago y mató a un atracador al devolver el disparo, con el caso recién archivado, el comisario jefe de Seguridad Ciudadana hace balance de cómo le ha cambiado la vida y de su primer año al frente de esta brigada.

el 15 nov 2009 / 19:19 h.

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El comisario Gómez Palacios.
-Ha tenido que superar las secuelas físicas y psicológicas del disparo y fajarse como jefe de Seguridad Ciudadana ¿Ha sido el mejor o el peor año de su vida?
-Desde el momento en que estoy vivo, ha sido el mejor año de toda mi vida. En el aniversario, el 31 de octubre, nos fuimos a comer con mis hijos y le dije a mi mujer: ‘éste podría ser tu primer aniversario de viuda'. Se puso a llorar. Yo tengo 55 años pero éste es el primero, he celebrado mi primer cumpleaños. Mi familia me llamó para felicitarme.

-¿Nota que le ha cambiado?
-Sigo teniendo mi pronto, eso no me lo cambia nadie, pero cuando pasa el momento dices... relájate, que vivimos cuatro días y dos los pasamos durmiendo. Le damos mucha importancia a cosas que no la tienen. El otro día me dijo mi hija pequeña que dejaba su carrera en el cuarto año para empezar otra. Antes hubiera cogido un berrinche, pero lo pensé y le dije: ‘si estás segura, muy bien'. Hasta ella me dijo que no esperaba esa respuesta.

-¿Y como policía?
-Soy más comprensivo, aunque sigo siendo mosca cojonera. Yo no pido las cosas mal pero no paro, si no me lo hacen a la primera lo digo otra vez, otra vez, otra vez... Mi virtud es que soy testarudo, y el defecto más grande que no sé escuchar, y ahora estoy intentando aprender. También me he vuelto más sentimental. Tú puedes pensar que eres el mismo, pero algo así te cambia la vida.

-¿Se le siguen viniendo recuerdos de ese día a la memoria?
-Al principio me costaba pasar por donde ocurrió, pero ya he ido incluso a comprar. Alguna vez piensas, porque el coco no lo controlas. Ahora en una cafetería no le doy la espalda a la puerta, y no he vuelto a ir a un supermercado de noche. Yo soy policía, sé que los bancos se atracan a primera hora y los supermercados a última, pero entonces no lo pensé. Ahora sí. He entrado una sola vez a la hora del cierre a otro supermercado y no dejaba de pensar ¿qué se me ha perdido a mí aquí? Y cuando leí que habían archivado la causa contra el comisario J.G.P. por homicidio me afectó, es un delito muy grave.

-Otro gran cambio fue llegar a Seguridad Ciudadana, al frente de todos los uniformados.
-Tenemos los zetas (patrulleros), las motos, el grupo Sombra que está haciendo muy buen trabajo de noche, los de respuesta rápida, unidades especiales como caballería, guías caninos, subsuelo... más de 750 ciudadanos, diez veces más que cuando era jefe en el Polígono Sur. Es un equipo muy bueno, los conozco desde hace 30 años y me fío de ellos. Tú puedes dar tu toque, pero en esta empresa está todo inventado. Eso sí, soy insistente y hasta que no se hace como yo quiero no paro.

-¿Se ven los resultados?
-Para mí lo más importante es que cuando nos llame el ciudadano tardemos lo mínimo y lo atendamos bien, porque si uno llama al 091 no es para invitar a un café, es que tiene un problema. Yo siempre cuento que si un señor de Valencia viene, le revientan el coche y el policía llega desaseado y no lo trata con corrección, ese hombre llega a Valencia y pone a parir a los chorizos de Sevilla, pero también a la Policía. Pero si llega inmediatamente y lo trata con cariño, dirá: ‘vaya chorizos que hay en Sevilla, pero vaya Policía buena'. Ellos dan la imagen de la Policía y quiero que sea extraordinaria. Es difícil porque hay muchos jóvenes, preparados, pero que hay que moldear.

-¿Cuántos patrulleros están saliendo a la calle?
-15 o 20 diarios de Seguridad Ciudadana, más los de las comisarías. Estamos bastante bien.

-¿Qué delitos le preocupan?
-Va por rachas. Hace años era el semaforazo, luego los tirones. Hubo una época en la que casi desaparece el robo dentro de coches, pero con el tom-tom ha vuelto. Cuando los hagan empotrados parará, como pasó con las radios. Y si sale de prisión uno que hace escalos, pues aumentan. Pero Sevilla, para tener casi un millón de habitantes, tiene una delincuencia chiquichanguera. No hay atracos, homicidios, asesinatos, violaciones, tiroteos, robos con rehenes... ojo, podemos tener uno, pero no tenemos delincuencia dura.

-¿Influye mucho la droga?
-Mucha gente roba porque está enganchada, pero eso no es un delincuente, es un enfermo.

-¿Cuántos arrestos se hacen?
-Unos días 8 y otros, 20. Hay muy buenos resultados porque hay gente joven, preparada y con mucha ilusión, que luego me quitan y se llevan a la Policía Judicial [especializados en investigación]. Se acaban de llevar a 12, los 12 mejores. Esto es más aquí te pillo, aquí te mato, pero es donde más se aprende porque te entra de todo, un robo, una violación, y el policía tiene que tomar una decisión. No vale decirle a un atracador que vas a consultar con tu jefe.

-¿La crisis atrae a gente desmotivada en busca de trabajo?

-Hace 30 años entrábamos con vocación y sin horarios, pero aquí nunca ha habido tanto biólogo, químico y abogado, y una persona con carrera engrandece a la Policía. ¿Que entra porque no tiene más remedio? Desgracia suya, pero hay quien lo hace y acaba gustándole, porque esto engancha.

 -¿El ciudadano puede hacer algo para evitar sufrir un delito?

 -¿A mí me lo vas a decir? Un consejo es fácil de dar, luego llega la cruda realidad. Yo he estado en San Blas en Madrid, un porrón de años en Atracos, en la comisaría de las Tres Mil Viviendas, en los sitios más duros. Y me han pegado un tiro en la Gran Plaza, en Nervión. ¿Qué le voy a decir al ciudadano? Al que le toca le toca, a mí me tocó.

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