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Cerco al volante temerario

Se acabó para siempre la frivolidad con la que muchos conductores se sientan al frente de un volante y que en ocasiones tiene consecuencias dramáticas para la vida de las personas. El Congreso ha dado vía libre a su histórica intervención en la conducción.

el 14 sep 2009 / 20:34 h.

Se acabó para siempre la frivolidad con la que muchos conductores se sientan al frente de un volante y que en ocasiones tiene consecuencias dramáticas para la vida de las personas. El Congreso ha dado vía libre a su histórica intervención en la conducción. Lo excesos con el coche dejarán por fin de ser inofensivas faltas para convertirse en delitos penales con la cárcel como castigo.

La oportuna reforma del Código Penal que han apoyado todas las fuerzas políticas, excepto el PP, trata de poner coto de una vez a los comportamientos irresponsables que más víctimas acarrean en la carretera: el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y la falta del propio carné de conducir, ya sea por no haberlo sacado como ordena la ley o por circular sin él tras haber perdido todos los puntos tras reiteradas infracciones. Cualquier vulneración de los límites establecidos ahora para cada uno de ellos acarreará penas de prisión. Para muchos conductores junto a estas indiscutidas amenazas del tráfico deberían estar también esas carreteras de ámbito estatal, autonómico o provincial que se encuentran en un estado lamentable e inciden directamente en un excesivo número de accidentes mortales. No ha sido así ni se aprovechado para apostar por la tasa cero de alcohol al volante.

Tras el veredicto del Congreso los automovilistas no tendrán casi tiempo para adaptarse a una realidad necesaria. El próximo puente de diciembre la nueva reglamentación entrará en vigor, salvo en lo que se refiere a la obligatoriedad de circular con carné, que se aplazará hasta mayo de 2008. Sería deseable que esta nueva vuelta de tuerca a la seguridad vial para seguir reduciendo el número de siniestros no sufra el mismo síndrome que lastra el carné por puntos. Ése que bloquea y atemoriza a los conductores más agresivos los primeros meses y pasa a mejor vida cuando éstos se percatan de que el sistema es lento en resolver con eficacia las sanciones impuestas. La amenaza de la cárcel debe hacer recapacitar definitivamente a los más temerarios, aunque algunos sospechen que no habrá sitio en la prisión para todos si la nueva ley se aplica a retajaba. Aunque será mejor no comprobarlo.

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