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Cernícalos con cortijo propio

A los cernícalos primilla les gustan los cortijos y las murallas para vivir. Alimento, hábitat y clima son la clave para que esta rapaz venida desde África se decida por la Campiña como destino preferente de sus migraciones.

el 15 sep 2009 / 18:47 h.

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A los cernícalos primilla les gustan los cortijos y las murallas para vivir. Alimento, hábitat y clima son la clave para que esta rapaz venida desde África se decida por la Campiña como destino preferente de sus migraciones.

El cernícalo primilla llega a la Campiña buscando climas templados que favorezcan su periodo de puesta y cría, que se extiende desde el mes de marzo hasta septiembre. A la hora de escoger un hogar prefieren los cortijos abandonados o los edificios históricos, "donde encuentran huecos, llamados mechinales, para criar", explica la jefa del Departamento de Geodiversidad y Biodiversificación de la Delegación Provincial de Medio Ambiente, María Jesús Martos.

La provincia de Sevilla cuenta con casi la mitad de la población andaluza de esta especie de cernícalos, entorno a las 1.200 parejas, siendo la Campiña la zona que posee un mayor número de ejemplares. "Durante la puesta, tanto los padres como las crías necesitan un gran aporte de proteínas, por lo que toman vegetales y cazan pequeños mamíferos e insectos, unos alimentos muy comunes en esta comarca", explica Martos.

Los cernícalos son fácilmente reconocibles por su forma, muy similar a la de un halcón de pequeño tamaño, y su coloración, azulada en los machos y parda en las hembras. Además, estas rapaces se dejan ver con cierta facilidad allí donde anidan, tal es el caso de localidades como Marchena, Osuna y El Coronil, donde existen importantes colonias de primillas.

A pesar de su gusto por los edificios históricos, estas aves no son perjudiciales para el patrimonio, pero sí muy sensibles a las molestias causadas por las obras en estos inmuebles. Los cernícalos aguantan muy bien la presencia humana, por eso son consideradas unas aves sociables, pero durante el periodo de cría necesitan de más calma. De ahí la importancia de que se compatibilicen los trabajos para que no coincidan con la época de puesta, "pues son aves muy fieles al sitio en el que nacen y lo más normal es que vuelvan a reproducirse en este mismo lugar o en colonias cercanas", comenta Martos.

Protección. Gracias al programa de actuaciones para la conservación de las aves esteparias impulsado por la Consejería de Medio Ambiente, entre las amplias extensiones de monocultivos de la Campiña se encuentran pequeñas parcelas de entre dos y cuatro hectáreas en las que se planta otro tipo de semilla que, llegada la época de cosecha, no se recoge. Con ello se logra atraer hacia estos terrenos insectos y demás animales hambrientos que sirven, a su vez, de alimento para los cernícalos.

A pesar de su condición de rapaz, están en peligro de extinción y necesitan que se les proteja de los predadores para que vuelvan como cada año a nidificar en la Campiña.

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