C. Rengel / R. Velis
Tiene claro que la cárcel debe ser un medio para, tras años de condena, devolver a la calle no a un delincuente, sino a un ciudadano reformado. La "resocialización" y la "reinserción" deben ser "el objetivo último, irrenunciable" de la estancia entre rejas. Pero eso no evita que haya casos especialmente dolorosos en los que es necesario que ese tiempo en prisión sea más prolongado de lo que hoy es por norma. Por eso el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo de la Rubia, defiende cambios paulatinos, entre otros, para casos como el de la joven Marta.
-¿Es usted partidario de la cadena perpetua, como solicitan los padres de Marta del Castillo?
-No lo veo claro. Podría ser un paso atrás en la conquista de derechos. Eso limita la posibilidad de que un preso cambie y se reinserte en la sociedad, que es lo que recomienda nuestra Constitución.
-¿Y la pena de muerte?
-No. Eso son palabras mayores. Sin embargo, aunque sea un debate superior, me parece oportuno que los padres quieran debatir sobre estos aspectos. Es muy lógico que se manifiesten, hay que ser respetuosos porque han perdido a una hija y eso es gravísimo.
-¿Aboga por el cumplimiento íntegro de las penas?
-Eso sí, sin duda. No se entiende que un drogadicto, un toxicómano, cumpla toda su condena por un delito relativamente menor y que, en cambio, no se haga de igual manera con alguien que ha cometido un crimen grave. Tenemos que añadir matices, muchos matices, porque hay casos escandalosos en los que las rebajas de pena no son entendibles.
-¿Habría que endurecer las condenas y ampliar el tiempo de reclusión?
-Entiendo que sería bueno incrementar las penas en determinados delitos. Es evidente que es necesario en los casos de terrorismo o de pederastia y violaciones, que es algo que ya se está haciendo y está cambiando, pero también habría que hacerlo en delitos tan duros y extraños como el de Marta del Castillo.
-A su juicio, ¿qué tiene este caso de particular para pedir esa vuelta de tuerca?
-Es muy duro, muy violento, no sólo por la rotundidad con la que se ejecutó esa muerte sino, sobre todo, por el engaño añadido. Tantos días callando, tantos días en las manifestaciones, haciendo declaraciones, ayudando a la familia... Ese engaño ha generado un dolor inusitado en la familia, excesivo, ha derivado en una ansiedad y una inquietud totalmente reprobables. No es un caso insólito, pero sí de una frialdad que asusta.
-¿Debería revisarse de nuevo el Código Penal en el Congreso? ¿Le gustaría que se crease al menos un grupo de trabajo?
-Eso es cuestión de los políticos, son ellos los que deben darse cuenta de lo que es necesario.
-¿Le parece que este caso podía haberse evitado con una intervención precoz de los servicios sociales en casos como el de Miguel, con una familia absolutamente desestructurada?
-Está claro que hay que empezar a trabajar pronto con los menores que estén en riesgo. No entraré a juzgar estos casos concretos, creo que hoy las autoridades hacen un buen trabajo y se esfuerzan por evitarlos.
-¿Pero no llamó a nadie la atención el caso de un crío al que su madre maltrataba, o el de Javi, un menor que va en coche a clase?
-Ésa es la clave. Todos debemos tener los ojos muy abiertos. Ya no hay menores con problemas en zonas concretas de Sevilla, en zonas marginales, sino que estos casos se pueden dar en cualquier barrio, no en focos habituales. Ahora todo es muy diferente a años atrás, porque los problemas están incluso en familias aparentemente estructuradas. Lo que pido es que todos miren y vean, que haya alertas desde el ámbito educativo, desde el sanitario y el familiar. Que hasta las asociaciones vecinales estén pendientes de su entorno para evitar el riesgo. Aquí, en Andalucía, se están haciendo las cosas bien pero, como en todo, hay que profundizar más, y eso es una tarea de todos.
-¿Le parece bien que se demonice a los jóvenes y al uso que hacen de internet?
-No, las generalizaciones son siempre equivocadas. Hay jóvenes que saben conducirse y otros que no, como toda la vida. En el uso de internet hay que buscar el equilibrio y ver que es una herramienta potente de comunicación pero que también tiene aspectos negativos. Creo que en el caso de los menores habría que aplicar controles.
-¿De qué tipo?
-Controles previos y posteriores. El propio servidor debería ir comprobando a diario qué fotos y contenidos se han ido colgando, por si suponen un peligro o sencillamente no casan con lo que debe ver un menor. No todo es un uso tan rocambolesco como en el caso de Marta, pero hay que evitar ese uso. Las nuevas tecnologías son positivas si se usan bien.