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Cofradías

Chaparrones y promesas

La lluvia merma el público que suele concentrarse en el Vado de Quema para ver las hermandades camino del Rocío. Sin embargo, los peregrinos repitieron los ritos sin prisas: rezos, cantos y bautizos incluso bajo los chaparrones.

el 15 may 2013 / 23:29 h.

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Salvador Sivianes ha logrado cumplir su promesa. Carretero profesional, este año ha dejado sus labores en otras hermandades para poder acompañar a la de su pueblo. Y ayer, delante de Bailaor y Alférez, sacó a la carreta de su Simpecado, el de Camas, de las aguas del Guadiamar. Despacio, sin prisas ni las bullas que les entran a muchos cocheros, dejaba atrás el Vado de Quema, tras un emocionante rato de cantes. “Tienen mucha fuerza”, explicaba, en referencia a los bueyes, después de la hazaña. hermandades vado de quema El Simpecado de la hermandad de Camas sale de las aguas del Guadiamar en el Vado de Quema. Camas avanzaba ayer sin prisas, pero el alcalde de carreta no se rendía y animaba a todos a seguir caminando. Hay unos horarios que cumplir para ir dejando paso a las otras hermandades. “Pero ¿pararemos?”, le inquirían los peregrinos metros más allá cuando José Guzmán, ataviado con el imprescindible capote verde para protegerse de la lluvia, les pedía que avanzaran. La ilusión del joven Antonio Manuel Cabanillas, asido a la vara de promesas de la carreta, no le permitía sentir el cansancio que aquejaba al resto de sus compañeros. Hace el camino desde que tiene “uso de razón”, pero este año es el primero que ha podido cruzar este mítico vado. “Normalmente solo puedo acompañar a la hermandad hasta Bollullos de la Mitación, porque era lo que me podía permitir. Solo un día de camino. Pero este año llegaré hasta Villamanrique” y así va sumando etapas. Con tanta “emoción” no importaba ni el cansancio ni la lluvia. “Nos ha cogido poco”, aunque su ropa, como la de sus compañeros, decían lo contrario: estaban empapadas, por el pequeño chaparrón del mediodía y, sobre todo, por el agua, más alta de lo normal, del Guadiamar. Descalzos, con chanclas, sandalias o con botos; con los pantalones remangados, las faldas recogidas y algo de abrigo para afrontar las suaves temperaturas que este año están acompañando a los rocieros, habían prolongado el rato en el agua todo lo que pudieron. Los carruajes se dispusieron en ambas orillas formando un pasillo para el Simpecado. Los romeros de Camas se adelantaron para cantarle de frente, casi en la salida. Desde la ladera del templete se sumaron otros tantos peregrinos a los cantos. Primero la Salve, después una plegaria de su coro y después sevillanas y más sevillanas dedicadas a la Virgen y hasta “poemas”. En la ladera opuesta, María Luisa y Gabriel disfrutaban de este paso de las hermandades. Ya habían visto las filiales de Granada y de Fuengirola y estaban dispuestos a echar allí el día. Rocieros de Pilas, emprenden hoy el camino, pero antes aprovechan para pasar un día en Villamanrique de la Condesa, la tarde del pasado martes, y otro en este punto. Viendo a los cameros cantar, Gabriel comentaba: “Los problemas se quedan en casa”. No eran los únicos que se habían acercado hasta aquí. El público de las mañanas en el Vado de Quema, hito del camino declarado fiesta de interés turístico, en el término municipal de Aznalcázar, no es tan numeroso como el de las tardes, ni estas hermandades atraen a tanta gente como Triana, Coria o Sevilla. Pero muchos, familias completas, venían dispuestos a pasar el día, con sus sillas de playa, mesas plegables y la comida preparada. Ayer hubo que añadir el capote, las fundas para los sombreros y paraguas pero el agua no cambió el ritmo de las hermandades ni quitó las ganas de bautizarse.

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