"Si el partido quiere tirar de mí, estoy disponible". Manuel Chaves aseguró ayer que está dispuesto a seguir siendo secretario general del PSOE andaluz tras el congreso del partido el próximo julio. Fue él mismo quien había dejado la puerta abierta a no seguir al frente del partido, lo que abonaba el terreno para pensar que estaba preparando su sucesión. De nuevo, Chaves echó el freno.
Tres días antes de las elecciones del 9 de marzo, Chaves aseguró en una entrevista con este periódico que no había pensado aún si iba a optar o no a la Secretaría general del PSOE-A en el próximo congreso. "Lo tendré que hablar con el padre de la muchacha, como se dice. Ya sé que no se lo va a creer pero no lo sé. No lo he pensado todavía", dijo entonces.
Su declaración cobró un valor especial porque días antes había expresado su preferencia por que le sucediera una mujer al frente de la Junta. Por vez primera hablaba abiertamente de su sucesión, un tema tabú, intocable, en el PSOE. Levantó tal polvareda que Chaves, que en 2012 terminará la legislatura con 66 años después de 22 en el poder, zanjó el debate en apenas 24 horas. Consideró que había sido malinterpretado y desde entonces se ha dedicado a asegurar que estaba a disposición del partido para ser candidato en 2012. Su entorno más cercano ha admitido públicamente que Chaves erró al tocar la sucesión en plena campaña.
Sin embargo, hasta ayer no había puesto el mismo énfasis en despejar que quiere seguir también siendo secretario general del PSOE andaluz. Un cargo al que se aupó en 1994. El día después de ganar las elecciones aseguró: "No lo tengo decidido". Desde entonces nada más hasta ayer. Primero en Canal Sur Radio pronunció una frase que se convirtió en una especie de trabalenguas: "Si mi partido quiere tirar de mí, yo estoy dispuesto a dejarme tirar y a que me tire, vamos, que tire de mí". Lo remachó horas después en el Parlamento, donde fue requerido por los periodistas. "Si mi partido quiere tirar de mi estoy disponible", zanjó. Sus colaboradores más estrechos se apresuraron a dejar claro que con este paso adelante se acababan las especulaciones. Chaves sigue.
Un paso atrás en el partido podría interpretarse como un gesto para allanar el camino a su sucesión. Aunque es algo que ya acarició en 2004, cuando barajó situar en la secretaría general a su secretario de Organización, Luis Pizarro. Entonces el ruido interno y la guerra abierta por el PSOE de Sevilla, que crispó el congreso regional hasta límites insospechados, abortó la operación. Hoy puede que los mismos tirones internos que empiezan a producirse en agrupaciones como Málaga y Sevilla -que amenazan con llegar a sus cónclaves en mitad de una cruenta guerra interna- hayan alejado de nuevo esa idea.
La fotografía de ayer en el Parlamento fue reveladora. Primero larga conversación de Chaves con Paulino Plata. Después con Rosa Torres, consejera de Cultura. Ambos piezas clave en el congreso malagueño que deberá buscar un sustituto de consenso a la secretaria provincial, Marisa Bustinduy. Algo que, como en Sevilla, es casi imposible. Cuando en el partido se abren las guerras internas, Chaves se pone a trabajar a fondo para buscar la paz. Si pensó dejar la Secretaría general, lo ha aparcado.