El secretario general del PSOE andaluz, Manuel Chaves, exigió a su partido en víspera de los congresos de julio y con crisis abiertas ya en Málaga y Sevilla, que "no se gasten más energías de las necesarias" en las discusiones internas. Chaves eludió si seguirá o no en la secretaría general.
El PSOE-A celebró su comité director para convocar el undécimo congreso regional que celebrarán en Granada los días 11, 12 y 13 de julio. Una semana después del federal y un par de semana antes de los provinciales.
Chaves eludió durante su intervención, abierta a los medios de comunicación, poner el foco en los temas más candentes. En ningún momento se refirió a si seguirá o no al frente de la secretaría general. Aunque hace una semana quiso despejar dudas y aseguró que seguirá si el partido "tira" de él, optó no tocar el tema crucial del cónclave. Tampoco entró en las crisis abiertas en las provincias de Málaga y Sevilla, con patios muy revueltos en víspera de los congresos y dos bandos disputándose las direcciones. Ni abrió ningún tipo de debate sobre la renovación o no de los dirigentes del PSOE en otras provincias.
Sí que puso broche de oro a su intervención. Primero dejó claro que el PSOE es "un partido vivo" en el que todo el mundo "tiene el derecho a decir o hacer lo que considere lo mejor". "No le tenemos miedo a la libertad ni dentro ni fuera del partido", afirmó. Admitió que, en su opinión, lo que más conviene al partido es llegar a sus citas internas tras haber "alcanzado el máximo acuerdo". Ya antes había expresado su preferencia porque hubiera listas conjuntas, que integraran todas las corrientes de cada provincia, en lugar de candidatos rivales que llevaran al partido a los congresos desgajados en dos mitades. Sin embargo la dirección del PSOE ya sabe que en casos como el de Sevilla eso es ya prácticamente imposible. Por eso Chaves aseguró que se debe "dramatizar" si hay "debates o diferencias". "Todo dentro de la ética, del respeto y desde el acatamiento a las reglas del juego", advirtió en una declaración que deja ya intuir que el líder socialista teme batallas encarnizadas en algunas provincias.
Tras desalojar del salón a la prensa, llamativamente ayer nadie pidió la palabra y la reunión se disolvió de forma inusualmente breve. Sólo el secretario de Organización, Luis Pizarro, dio instrucciones básicas ante el congreso. Todas las declaraciones y acusaciones cruzadas entre dirigentes del PSOE que han copado las páginas de los periódicos estos días se diluyeron en el órgano interno. Pero al final de la cita, de nuevo unos y otros aprovecharon el contacto con la prensa para volver a la carga.
En el caso de Sevilla, los críticos, contrarios al actual secretario provincial, José Antonio Viera, y aglutinados en torno a Demetrio Pérez, con el apoyo del alcalde de Sevilla y la consejera de Justicia, Evangelina Naranjo, ponían el acento en que Chaves había dado libertad a todo el mundo para tomar la palabra. Negaban así que Naranjo, por su cargo como consejera, deba tener un papel de perfil más bajo en la crisis, conociendo que ni Chaves ni la dirección regional aprueban que se mezclen lo institucional y lo orgánico. La ejecutiva regional del PSOE y el entorno de Viera prefería quedarse con otra parte del mensaje. Ésa que advierte de que no se deben gastar energías innecesarias en la pelea interna. Cada cual lee a su manera.