Manuel Chaves Nogales, un periodista adelantado a su tiempo que sigue siendo desconocido para el gran público.
Luis Felipe Torrente y Daniel Suberviola no se consideran cineastas, sino modestos periodistas. Y, sin embargo, la semana próxima podrían tener un Goya en casa si la Academia decide orientar sus votos hacia Manuel Chaves Nogales. El hombre que estaba allí, un cortometraje documental que reivindica al gran periodista sevillano, y que figura como candidato en su categoría. Al margen de que el domingo se confirmen los buenos augurios, los autores de este trabajo aseguran que «ya nos dimos por satisfechos cuando acabamos el corto. Si cae el Goya, será la guinda de un proceso que ha ido mucho más allá de nuestras ambiciones iniciales».
«Nuestra generación estudió la carrera de comunicación sin oír hablar de Chaves Nogales», explica Luis Felipe Torrente recordando el germen del proyecto. «Nosotros conocíamos el Belmonte y poco más. De hecho, en el año 90 nadie hablaba de esta figura de primera línea, hasta que la Diputación de Sevilla empezó a recopilar su obra periodística y narrativa, y Maribel Cintas, Andrés Trapiello y otros intelectuales se pusieron a divulgar su figura y sus libros», agrega.
Este proceso de rescate del olvido del sevillano fue, sin embargo, muy lento. «Tuvieron que ser editores como Abelardo Linares o Luis Solano, de Libros del Asteroide, entre otros, quienes empezaron a apostar por el periodista», prosigue Torrente. «Después de un larguísimo olvido, pasó a estar en manos de intelectuales, como los propios Trapiello y Cintas, Arcadi Espada, Félix de Azúa, Javier Marías...»
Luis Felipe Torrente y Daniel Suberviola, autores del cortometraje documental.
Algunos de esos valedores, como Antonio Muñoz Molina, Jorge Martínez Reverte o la hija del periodista, Pilar Chaves Jones, aparecen en El hombre que estaba allí. «Lo que faltaba era romper la barrera del gran público», comentan los autores del documental. «Los lectores enfermizos ya lo habían leído, sí, pero pensamos que Chaves Nogales tendría muchos más lectores si estuviera en boca de todos, o al menos estuviera un poco más presente. Y ahí fue donde decidimos que haríamos nuestra contribución».
Echando mano de su propio bolsillo, sin financiación alguna, los periodistas se preguntaron si había un modo de completar la labor de los defensores de Chaves Nogales que les habían precedido, y hallaron la respuesta: había que buscar al personaje en alguna imagen en movimiento: «Si el periodista había estado en todos los ajos de su tiempo desempeñando su tarea de informador, tendría que aparecer por algún lado, aunque fuera en el margen de alguna imagen. Seguimos sus coberturas esperando reconocerlo en alguna toma de la paleotelevisión de su tiempo. Fue una tarea lenta, ardua, de ratoncillo de filmoteca. Y al final apareció».
En efecto, la cinta de Torrente y Suberviola recupera los fotogramas en los que Niceto Alcalá Zamora sale de jurar su cargo como primer presidente de la II República. «Ahí encontramos a Manuel Chaves Nogales no tomando nota en su libreta, como correspondería en calidad de periodista, sino aplaudiendo a rabiar y gritando ¡bravo! ¡bravo! ¡bravo! Era republicano y liberal al modo anglosajón, y en ese momento estaba viendo realizado uno de sus sueños: que en este país hubiera una República democrática».
Los dos responsables de El hombre que estaba allí se lanzaron a esta aventura, como se ha dicho, sin empujón económico alguno, «solo porque creíamos que era necesario hacer un documental como este». Pero no estuvieron solos en el camino. La empresa sevillana La Claqueta entró como coproductora. Finalmente, una empresa con sede en Berlín, Libros.com, se ocupó de editar el texto que acompaña al DVD, y el Centro de Estudios Andaluces prestó la última ayuda para lograr convertir el sueño en realidad.
Un sueño que, por cierto, aún no ha terminado, pues se prolongará al menos hasta el domingo, cuando tenga lugar la tradicional gala de los premios Goya en el Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid. «Ya es un orgullo que la gente del cine haya considerado que hacemos cine. Estar entre los nominados es un gran piropo», asevera Torrente, y añade a renglón seguido: «Lo de poner a Chaves Nogales ahí ya está conseguido. A ver qué viene ahora».
Reconocen que han echado un vistazo a las cintas rivales La alfombra roja, La gran desilusión y Minerita, «y hasta nos conocimos y nos hicimos fotos juntos, son gente encantadora y nos lo merecemos el premio todos en un porcentaje similar. No estamos en una competición», afirman.
Por otro lado, tampoco creen que vayan a ir de mitómanos a la ceremonia, pidiendo autógrafos. «Mi último mito, Phillip Seymour Hoffman, se murió ayer [por el domingo]», dice Torrente. «Ya nos van quedando cada vez menos mitos: Chavesnogales, Kapuscinski... Pero cinéfilos sí seguimos siendo. Quien no sea cinéfilo en el siglo XXI, no vive en este mundo».
Cuando se les pregunta si volverán a ocuparse de Chaves Nogales en algún proyecto futuro, se lo piensan unos segundos. «El periodista sevillano es una mina, e ideas tenemos muchas, pero dinero no... El corto lo hemos sacado adelante sin créditos ni nada, pero tiene que haber gente que apueste por él, en España y aquí, en Andalucía. Si son despabilados, lo harán», dicen.
«Fue un hombre de acción que recorrió el mundo. Vivió en primera línea los acontecimientos más relevantes de la historia de España del siglo XX, y de Europa: el triunfo bolchevique en la Unión Soviética, la caída de Francia y la entrada de los nazis, el bombardeo de Londres al final de su vida... Estuvo en el meollo, y eso es oro puro para un cineasta que quiera invertir», apostillan.
