"A estas alturas yo no me voy a preocupar por eso. Lo que me preocupa es la crisis, el paro, lo demás son dimes y diretes", declaró Chaves a su llegada al cónclave socialista a un grupo de periodistas que le preguntaron sobre las sorpresivas declaraciones de Griñán y acerca de lo agitado que estaba el partido.
No rehuyó el asunto. Durante su intervención pública lo repitió: "El partido tiene que estar en estos momentos en lo que tiene que estar", advirtió en alusión a la crisis. "No tiene que estar en dimes y diretes, ni en falsos problemas que no existen, ni en rumores ni intoxicaciones", enfatizó. "Ahí es donde quiero ver a todo el mundo", avisó tocando a rebato.
El dirigente socialista, que lleva desde 1994 como secretario general del PSOE-A y que ha logrado la etapa más larga de paz interna, ejerció la autoridad que tiene sobre su partido. Si hay algo que le disguste profundamente son las peleas internas. Nadie en el PSOE andaluz tiene duda alguna sobre la perfecta sintonía que existe entre Chaves, secretario general, y Griñán, presidente de la Junta. Son, pese a tener caracteres muy diferentes, amigos incondicionales, lo que aleja -defienden- cualquier problema en esta bicefalia. También los socialistas andaluces se empeñan en dejar muy claro el buen entendimiento entre Griñán y el vicesecretario general del PSOE-A, Luis Pizarro, quien no sólo se ha convertido tras la marcha de Chaves a Madrid en el hombre fuerte del partido sino también en uno de los pilares políticos del Gobierno al auparse a la Consejería de Gobernación.
Y si todo es sintonía y "no hay nada de fondo", ¿por qué el ruido interno? Los socialistas no acaban de explicarlo. Es como si hubieran echado a rodar una bola de nieve. En los corrrillos ayer se oía de todo (otra cosa es lo que los dirigentes se atrevan a declarar con nombres y apellidos). Quizás Griñán, dicen, "no tuvo su mejor día" o quizás, señalan, "será cosa de su propio carácter o de sus dudas personales", apuntan otros. El caso es que ya varios líderes socialistas coincidieron ayer al recordar a Joaquín Almunia, que por sus propias "dudas o inseguridades acabó forzando unas primarias que perdió".
Chaves recordó que su sucesión -hace seis meses que dejó la Junta para incorporarse al Ejecutivo de Zapatero- ha sido "un ejercicio de valentía y responsabilidad" y reclamó que ahora no es el momento del partido, sino "un momento difícil, económico y social". Su núcleo de confianza teme que después de haber culminado con éxito la parte más difícil se tuerza el relevo cuando toque afrontarlo a nivel orgánico. Chaves ya ha dicho que no repetirá como secretario general en 2012 y tanto él como Pizarro han señalado de forma unívoca a Griñán como quien debe tomar las riendas. Ayer el presidente se limitó a secundar con sus palabras a Chaves y pidió al PSOE "recuperar el prestigio de la política".