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Chaves y Griñán

Abril de 2009 está siendo un mes de extraordinaria intensidad en la política española y andaluza. Una magistral operación combinada ha permitido, quizá con un ligero y providencial adelanto temporal, que una nueva responsabilidad nacional de Manuel Chaves habilitara su relevo en la Presidencia de la Junta de Andalucía por José Antonio Griñán...

el 16 sep 2009 / 01:33 h.

Abril de 2009 está siendo un mes de extraordinaria intensidad en la política española y andaluza. Una magistral operación combinada ha permitido, quizá con un ligero y providencial adelanto temporal, que una nueva responsabilidad nacional de Manuel Chaves habilitara su relevo en la Presidencia de la Junta de Andalucía por José Antonio Griñán, recibido con satisfacción generalizada y reconocido como el mejor de los liderazgos posibles al frente de la Junta de Andalucía.

En los diecinueve años de gobierno de Manuel Chaves se ha escrito el capítulo más denso de nuestra historia reciente. Una sucesión de avances incuestionables, pero también de objetivos pendientes, algunos atrapados ahora en la profunda crisis internacional que nos atenaza. Un ciclo en el que la continuidad de los gobiernos socialistas en Andalucía reflejan tanto la fortaleza social del PSOE como la debilidad de sus competidores. Un partido que, no debe olvidarse, vivía un profunda quiebra interna cuando Chaves, y Griñán, contribuyeron a superarla dejando sus ministerios en Madrid. Ahora, el Presidente del PSOE vuelve al Gobierno de España en momentos muy delicados para la nación, en los que a la crisis económica se suma el segundo ajuste del sistema autonómico, con sus renovaciones estatutarias y la armonización financiera, así como la transición pendiente en el régimen local, verdadero sistema capilar de nuestra democracia que, después de treinta años, ha sucumbido con una frecuencia insostenible al desorden urbanístico como excusa tan inaceptable como tolerada para cubrir el desequilibrio de sus haciendas.

Manolo Chaves vuelve a Madrid, sin desvincularse de Andalucía, para llevar a cabo nuevas contribuciones al Estado, del que nuestra región es un pilar maestro. Tengo para mí que los servicios prestados ya a España van a verse incrementados en estos próximos años. En las instituciones y en su partido. Su fortaleza y perseverancia, su honestidad personal y su equilibrio emocional, su prudencia política y la capacidad armonizadora, virtudes tantas veces contrastadas, conforman un perfil que no podía ser dilapidado en coyuntura tan crítica.

Pepe Griñán, el cuarto Presidente autonómico consecutivo salido de las aulas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, reúne excelentes atributos particulares depurados en las altas responsabilidades ejercidas en distintos departamentos de las administraciones públicas junto a Felipe González y Manuel Chaves, sus dos lealtades. Lo mejor de ambos ha contribuido a perfilar su personalidad, sustentada en la inteligencia sensible, el conocimiento práctico y la firmeza abierta. Inflexible ante la injusticia, con ideas laicas, feministas y socialdemócratas, que son las mayoritarias en el PSOE, sabrá ordenar las prioridades de su gobierno, que podrá componer entreverando con el actual a los más idóneos y capaces.

La sucesión en Andalucía tenía que ser distinta a las producidas en Castilla La Mancha y Extremadura. Y las tres son ganadoras.

Catedrático de Arquitectura de la Hispalense vpe@us.es

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