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Chequia recurre a una disputa histórica para bloquear Lisboa

El presidente de la República Checa exige una exención a la Carta de Derechos de la UE para rubricar el Tratado.

el 09 oct 2009 / 20:02 h.

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El presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, desveló ayer su petición para firmar el Tratado de Lisboa: una exención a la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, para eludir una disputa histórica por la expulsión de la minoría alemana de Checoslovaquia después de la Segunda Guerra Mundial.

Klaus manifestó que si esta exención no se incluye "el Tratado de Lisboa conlleva una amenaza para la seguridad jurídica y la estabilidad de las relaciones de propiedad en nuestro país". La razón de esa "amenaza" es la incorporación de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE en el Tratado de Lisboa. "Esto permite puentear a los tribunales checos y aplicar, por ejemplo, las reivindicaciones de propiedad de las personas expulsadas después de la II Guerra Mundial", explicó el presidente checo.

El político euroescéptico explicó que con su iniciativa pretende evitar que su país haga frente a futuras reclamaciones de propiedad por parte de la minoría alemana expulsada de los Sudetes (región al norte de Bohemia) checos por los decretos del presidente checoslovaco Edvard Benes en 1945. Por ello, se mostró convencido de que es posible obtener una exención similar a las que negociaron Reino Unido y Polonia, a los que no se aplica la Carta, y dijo que se puede solventar la situación rápidamente.

Rechazo. Klaus aprovechó también para criticar al primer ministro sueco y presidente del Consejo de la UE, Fredrik Reinfeldt, por airear a los medios el contenido de una conversación en la que exponía sus condiciones para ratificar Lisboa y que consideró privada. Reinfeldt, el jueves, al informar sobre las exigencias de Klaus indicó que "es el mensaje equivocado, en el momento equivocado". También el jueves, el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, manifestó su oposición a las exigencias de Chequia.

El líder checo, que recibió ayer en Praga al presidente del Parlamento Europeo (PE), Jerzy Buzek, recordó que "siempre" ha considerado "el documento como malo para la Unión Europea".

El problema al que se enfrenta la UE es que aunque el Parlamento checo haya ratificado el Tratado, la Constitución del país no establece mecanismos ni plazos temporales para que el jefe de Estado ratifique una ley, incluida una de rango constitucional, como la que aprobó Lisboa. Jan Gronsky, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Carolina de Praga destacó que ante la actual situación de incertidumbre creada por Klaus "no existe ninguna salida, aunque con una interpretación extrema sería posible decir que el Parlamento puede acordar que el presidente, por razones muy serias, no es capaz de ejercer su función".

Klaus es ya el único obstáculo para la aprobación del Tratado de Lisboa que hoy lo rubricará el presidente polaco, el euroescéptico Lech Kaczynski.

En este sentido, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, declaró ayer que el Tratado ya está "políticamente aprobado por los ciudadanos de Europa" y expresó su "absoluta confianza" en que va a entrar en vigor durante la presidencia española de la Unión Europea, que tendrá lugar durante el primer semestre de 2010.

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