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Chevantón y Jiménez: una historia de fidelidad mutua

Chevantón es, sin duda, la principal revelación del Sevilla. Gracias a sus seis dianas y a la confianza de Jiménez, el uruguayo ha conseguido ser el principal artillero del once blanquirrojo en Costa Ballena. Ernesto Javier Chevantón (Juan Lacaze, Uruguay, 12/8/1980) ha recuperado la sonrisa y el olfato goleador. Foto: J.M. Cabello.

el 15 sep 2009 / 08:44 h.

Chevantón es, sin duda, la principal revelación del Sevilla. Gracias a sus seis dianas y a la confianza de Jiménez, el uruguayo ha conseguido ser el principal artillero del once blanquirrojo en Costa Ballena.

Ernesto Javier Chevantón (Juan Lacaze, Uruguay, 12/8/1980) ha recuperado la sonrisa y el olfato goleador.

Los compromisos inaugurales en la pretemporada del Sevilla han evidenciado un manifiesto estado de gracia del ariete charrúa, autor de 6 dianas y máximo artillero del equipo. Su protagonismo creció con la promoción de Manolo Jiménez a la primera plantilla el anterior ejercicio, aunque es ahora cuando ha logrado ser uno de los referentes.

Desde su debut con la elástica del Sevilla un 3 de diciembre de 2006 -el equipo que entonces dirigía Juande Ramos perdió 2-1 ante el Espanyol-, el de Colonia ha celebrado sólo cinco goles en la competición liguera. La escasa confianza del preparador manchego en su figura condenó su destreza ofensiva a un segundo plano y sólo ahora, gracias al propio Jiménez, ha sido capaz de asumir un peso destacado.

Desde su consagración en Los Jardines del Hipódromo, en las filas del Danubio, no había adquirido un papel decisivo. Fue en el cuadro de Montevideo donde logró firmar los avales necesarios para asaltar Europa. Sus 36 tantos en 35 partidos aceleraron su contratación por el Lecce. En el Calcio apenas asumió un papel protagonista. En la actualidad es cuando acaricia el tacto del éxito.

"Nunca dejaré de agradecerle al entrenador toda la confianza que ha depositado en mí desde el principio", confesó el sudamericano en una entrevista reciente. Con Jiménez ha formado un binomio insustituible y sólo la indudable calidad de Luis Fabiano y Kanouté ha retrasado su explosión definitiva.

Resucitado . Sin duda, en el anterior episodio hubo un momento grabado a fuego en su retina. El uruguayo se retiraba del césped del Pizjuán con lágrimas en los ojos tras una lesión de rodilla ante Osasuna. Antes, Juande había demorado su debut hasta la octava cita, cuando los de Nervión ganaron al Levante (0-2).

A sus órdenes sólo gozó de 33 minutos, una dinámica que explotó con Jiménez. El arahalense confió en su capacidad de definición y propició su mayor protagonismo en la pizarra. Su gol ante el Racing en el Pizjuán, con dedicatoria para su valedor, supuso el inicio de una nueva era, ahora continuada a base de goles y confianza.

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