El operativo, que debía empezar este fin de semana, se atrasó porque se esperaba la llegada de uno de los motores de la máquina proveniente de Alemania. Pero ya se inició la excavación de un túnel de unos 700 metros de profundidad para rescatar a los trabajadores, labor que se extenderá por un período de entre tres y cuatro meses, según el Gobierno chileno. La máquina cavará un conducto de unos 38 centímetros de diámetro, que posteriormente será ampliado a unos 70 centímetros, para rescatar a las víctimas.
No obstante, se está preparando un plan alternativo, con el que las autoridades buscan acortar el periodo de rescate previsto inicialmente. El llamado plan B consiste en ensanchar una de las sondas que llegó a las galerías donde se encuentran atrapados los obreros, tarea que podría demorarse unos dos meses. Para llevar a cabo este proyecto alternativo se requiere una perforadora especial, la Schramm T-130, que permite excavar un hoyo de unos 75 centímetros de diámetro. Esta máquina pronto llegará.
En este sentido, el ministro de Minería, Laurence Golborne, confirmó este domingo que el Gobierno analiza "hasta diez" opciones diferentes para el rescate, con el fin de establecer alguna posibilidad de reducir la estancia bajo tierra. "El presidente nos pidió ver otras opciones para rescatar a los mineros atrapados. Esto ya se está analizando y hay alrededor de diez opciones diferentes", precisó Golborne.
Mientras se ultima el inicio del rescate, el sindicato de la minera San Esteban, empresa propietaria de la mina San José, reclama al Gobierno que se haga cargo de los salarios de los trabajadores de la compañía mientras la mina permanece cerrada, y de los finiquitos si el cierre es definitivo. "Queremos que el Gobierno pague por completo nuestros sueldos hasta que salgan los compañeros y que luego nos paguen los finiquitos", declaró Evelyn Olmos, presidenta del sindicato, a Televisión Nacional.
Entretanto, los 33 mineros atrapados mantuvieron el domingo por la noche el primer contacto telefónico con sus familiares desde que se produjo el derrumbe que los encerró en las entrañas del yacimiento. "Las familias han tenido la ocasión de poder comunicarse telefónicamente con ellos, así que han sido momentos de gran emoción", dijo la gobernadora de Atacama, Ximena Matas.
Concretamente, el Gobierno permitió a un miembro de cada una de las 33 familias acceder a una cabina especialmente acondicionada para hablar durante unos 45 segundos con los mineros. El contacto con sus seres queridos generó escenas de alegría y emoción en el campamento Esperanza, donde las familias permanecen desde hace ya 26 días a la espera del rescate. "Estaba nerviosa, pero después entré y se me quitaron los nervios. Le pregunté cómo estaba y me dijo que bien. Se le notaba en la voz que estaba bien", dijo Ximena Contreras, esposa del minero Pablo Rojas, al diario El Mercurio.
Los familiares durante sus llamadas tuvieron que seguir las indicaciones del equipo de psicólogos que trabaja en el rescate de los trabajadores. Por lo que los familiares trataron de contener las lágrimas durante la conversación, aunque luego pudieron desbordar su alegría. "Fue una conversación cortita, bonita, y era lo que necesitaba para estar más relajada", declaró Jessica Cortés, esposa del minero Víctor Zamora.
