El Gobierno chino ha condenado al Dalai Lama por saltarse los rituales y convenciones budistas sobre la reencarnación y proponer un referéndum para escoger a su sucesor reencarnado. El Dalai Lama, de 72 años de edad y considerado por Pekín como un líder separatista, está estudiando opciones para escoger a su sucesor, como un referéndum o sistemas similares a los que se aplican en el Vaticano, en el que los lamas superiores decidirían al siguiente Dalai. Otra propuesta es la de que su reencarnado sea escogido antes de su muerte, para evitar un vacío de poder que podría acabar con su lucha por una mayor autonomía bajo el poder chino. Según la tradición, tras la muerte de un Buda viviente se pone en marcha la búsqueda de su reencarnación entre los niños nacidos en el Tíbet en ese mismo momento.
