El Gobierno chino ha bloqueado durante un mes las asignaciones de niños adoptados y las cartas de invitación con las que los padres pueden entrar en el país. Es una de sus severas medidas para prevenir el contagio de la gripe A. Su decisión genera angustia en los que aguardan, como Eduardo, que este mes tenía que ponerle rostro a su hija.
Eduardo Peña y su esposa, María Dolores, ambos de 41 años, comenzaron el largo proceso de adopción en 2004, tras una boda tardía y mil análisis médicos hasta descartar una paternidad natural. Se informaron en la Consejería de Igualdad, asistieron a charlas, recibieron un cursillo y, previo pago de mil euros, lograron el certificado de idoneidad. Estaban capacitados para ser padres. El lento camino tuvo su primera alegría en abril de 2006, cuando su expediente de solicitud "de un niño o una niña sanos" quedó registrado en China.
El pasado abril, el Gobierno de Pekín comenzó a asignar niños a las parejas españolas que habían completado los trámites un mes antes que los Peña, así que en este mayo ellos deberían ser los siguientes en recibir el nombre, la fotografía, la historia de la que va a ser su hija, a la que llamarán Claudia. Pero la burocracia lo está retrasando todo. Las autoridades chinas han bloqueado tanto las asignaciones de niños como las cartas de invitación con las que las familias pueden entrar en el país para conocer al pequeño, porque temen que los extranjeros que crucen sus fronteras sean portadores de la nueva gripe A. De hecho, China está siendo el país más represivo en sus controles, llegando al extremo de secuestrar en sus hoteles, en cuarentena, a los turistas foráneos. En el país asiático sólo se ha confirmado un caso de contagio y, precisamente, el afectado no es un extranjero, sino un chino recién llegado de Estados Unidos.
Como explican desde la Embajada de China en España, las adopciones se congelan durante un mes, "aunque es posible que la medida se prolongue otro tanto". "Hemos hecho la recomendación de no viajar, pero no le cerramos el país a nadie. No se organizan viajes en masa, pero hay padres que están viajando por su cuenta, pues esperan a niños con alguna discapacidad y no quieren que aguarden más", añaden.
Aunque la congelación es temporal y China asignará a los niños por orden, Eduardo se muestra desconsolado. "Yo tenía que ir este año a conocer a mi niña y este retraso nos mata. Estamos a las puertas y ahora esto. Yo no sé cómo lo vamos a pasar si esto se retrasa más, porque estamos cortitos de fuerzas", relata. Este taxista de la capital ya tiene en su casa de La Algaba la cuna, los muñecos, los pijamas de su hija. "No me hago a la idea de esperar más. La Junta nos tiene que ayudar si hay más retraso. Estamos deseando darle cariño a esa niña y los políticos nos lo están impidiendo", concluye.