Un reportaje emitido ayer por el Telediario de TVE ha dejado con la cara alelada a los productores españoles de jamones, en especial de los serranos. En él se desvelaba que los chinos habían logrado copiar la elaboración de esas piezas y, por tanto, están dispuestos a exportarlas. Ya pueden temblar las cárnicas de aquí.
"No sabíamos nada. Es la primera noticia que tenemos y tendremos que ampliarla", admitían ayer en la sociedad Consorcio del Jamón Serrano Español, donde se dan cita las principales empresas del sector. "Y es que sólo podemos decir que nos ha sorprendido negativamente, si bien tampoco nos extraña, dada la habilidad de los chinos al copiar".
Tras las visitas. Lo que más les indignó -agregaron- es conocer, a través de ese reportaje de la corresponsal de TVE y emitido ayer, que los empresarios del gigante asiático que están produciendo el jamón serrano allí aprendieron la técnica en España y en Italia adquirieron la tecnología. "Algún incauto en nuestro país les habrá abierto las puertas de la fábrica de buena fe y ya vemos las consecuencias", se quejaron las fuentes.
Pero lo paradójico es que son las cárnicas españolas las que tenían que haber hecho su agosto en China después de que, hace dos años, se anunciara, a bombo y platillo, que las puertas de este gran mercado se abrían a los jamones de aquí. No en vano, la industria confiaba en dar salida comercial sobre todo a las carnes y los despojos, dado que el chino es el principal mercado mundial para los productos del cerdo.
Es más, y pese al potencial del país, las exportaciones de jamón serrano, según relatan otras fuentes del sector, son testimoniales, y las justifican por la falta de tradición de este producto curado en su gastronomía. "Para ellos es una pieza de carne cruda". Lo será, sí, pero han visto el negocio.
El ibérico. Hasta aquí, el jamón blanco. En lo que respecta al ibérico, es harina de otro costal. No pueden copiarlo, ya que se trata de una raza vinculada a la dehesa, a las bellotas, y este ecosistema es patrimonio exclusivo mediterráneo. Eso sí, puestos a imitar, ahí quedan los cerdos sólo alimentados con piensos grasos y que nunca han visto una encina -son los que el empresario andaluz Julio Revilla llama de hormigón- y que están amparados en España por la legislación como ibéricos.
De hecho, vender a China el jamón ha sido una odisea, con un camino lleno de obstáculos. Así, en febrero de 2009 las producciones de ocho mataderos se paralizaban en la aduana al existir problemas por las diferencias de códigos arancelarios.
Pese a la gran cantidad de cárnicas españolas, ahora sólo 15 lo pueden hacer, rechazándose más de 65 solicitudes. Y el propio Julio Revilla ha tildado de desalentador el primer año de ventas allí por las reducidas cifras registradas. "China no tiene interés [en autorizar más empresas]". A su juicio, hace falta promoción.