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China extrema la seguridad a dos días de los Juegos

A sólo dos días de los Juegos Olímpicos, las autoridades chinas multiplicaron ayer las medidas de seguridad en Pekín y en Xinjiang (noroeste de China), donde 16 policías murieron el lunes en un atentado presuntamente perpetrado por un taxista y un vendedor de verduras de etnia uigur.

el 15 sep 2009 / 09:22 h.

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A sólo dos días de los Juegos Olímpicos, las autoridades chinas multiplicaron ayer las medidas de seguridad en Pekín y en Xinjiang (noroeste de China), donde 16 policías murieron el lunes en un atentado presuntamente perpetrado por un taxista y un vendedor de verduras de etnia uigur.

La página web oficial del Gobierno de Xinjiang informó ayer del incremento de las medidas de seguridad, hasta el punto de que en los autobuses públicos de la capital regional, Urumqi, se han colocado policías armados, al menos uno por vehículo. Los agentes disponen de gases lacrimógenos y efectúan registros a los viajes si así lo consideran necesario, destacó la información de la web Tianshan.com.

El celo por la seguridad en Xinjiang produjo ya ayer incidentes entre la Policía y paramilitares chinos con periodistas extranjeros que intentaban cubrir el ataque en Kashgar: dos periodistas japoneses y otro de la Agencia France Presse fueron agredidos y parte de su material fue destruido, según denunciaron los reporteros. Además, en esta población las fuerzas de seguridad arrestaron a 18 "agitadores extranjeros" por disturbios.

La seguridad también se extremó en Pekín, donde el lunes se produjeron rifirrafes entre policía y manifestantes cerca de la Plaza de Tiananmen y, desde ayer, los periodistas que quieran realizar entrevistas aquí deben ir escoltados y sólo pueden acceder a la plaza por el lado este de la misma.

Como consecuencia de tanta presión policial la Administración de Seguridad Pública de Xinjiang anunció la detención de dos hombres de 28 y 33 años, cuyos nombres no fueron facilitados, como autores del atentado del lunes. Éstos tenían en su poder una pistola de fabricación casera y otros nueve explosivos. Según la fuente, los artefactos explosivos encontrados son similares a los que fueron decomisados en enero de 2007, durante una operación antiterrorista en la que las fuerzas de seguridad de Xinjiang mataron a 19 presuntos terroristas uigures. En aquella ocasión Pekín apuntó que el grupo desmantelado pertenecía a la organización Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, que el Ejército chino señaló la semana pasada como la principal amenaza terrorista a los Juegos Olímpicos de Pekín, que serán inaugurados el próximo viernes.

evento pacífico. Pese a ello, un portavoz del Comité Organizador de los Juegos (BOCOG), Sun Weide, pidió ayer que no haya alarma por los incidentes del lunes y garantizó a los atletas y visitantes extranjeros que acudan a la cita deportiva que las medidas de seguridad permitirán unos Juegos "pacíficos".

En Xinjiang, región habitada por pueblos de religión musulmana emparentados con los de Asia Central, operan grupos que reivindican un "Turkestán Oriental" independiente y que, según el Gobierno chino, son una de las principales amenazas a la seguridad del acontecimiento deportivo.

Y es que China, gobernada por el Partido Comunista desde 1949, se ha tomado los Juegos como la prueba de fuego para demostrar su apertura y su estatus de cuarta potencia económica, una apertura tan enérgicamente controlada que no contempla combinar Juegos y diversión. Las medidas draconianas del régimen chino llegan a tal punto que han convertido la habitualmente animada megalópolis en una de las ciudades más aburridas de todo el continente asiático.

las medidas. Sin duda, dos de las normativas más surrealistas, en aras de la seguridad, es la de cerrar las terrazas y segundas plantas de los bares y restaurantes, ya que "los hinchas cuyos equipos no ganen medallas podrían suicidarse saltando desde ellas", según relató a la agencia Efe una camarera de un restaurante del área de Houhai; y la de prohibir las cometas y palomas mensajeras en ciertas partes de la ciudad de Pekín. Mientras tanto, los helicópteros sobrevuelan el centro de la capital china filmando cualquier superficie sospechosa de trastocar la cita olímpica.

Las campañas cívicas para los Juegos no sólo han conseguido, de momento, que los chinos dejen de escupir, hagan cola y no salgan a la calle en pijama, sino que van a convertir el interior de los estadios en algo poco más animado que un santuario en el que no está permitido acceder con tambores, trompetas o cualquier otro artilugio habitual entre los hinchas deportivos.

Así que mientras 1,5 millones de militares, policías y chivatos se despliegan por las calles del país, parte de los ocho millones de poseedores chinos de entradas olímpicas están siendo preparados para animar a sus atletas como si de un entrenamiento militar se tratara.

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