Cultura

«Chiquita fue un demonio con carita de ángel»

Con sólo 26 pulgadas, Espiridiona Cenda llegó a la Nueva York de finales del siglo XIX con la intención de comerse la ciudad. Y vaya si lo hizo. 'Chiquita', la obra ganadora del Premio Alfaguara 2008, es la historia de aquella singular liliputiense contada (e imaginada) por Antonio Orlando Rodríguez.

el 15 sep 2009 / 05:00 h.

Con sólo 26 pulgadas, Espiridiona Cenda llegó a la Nueva York de finales del siglo XIX con la intención de comerse la ciudad. Y vaya si lo hizo. 'Chiquita', la obra ganadora del Premio Alfaguara 2008, es la historia de aquella singular liliputiense contada (e imaginada) por Antonio Orlando Rodríguez.

"Cuando conocí su historia, quedé tan deslumbrado con esta diminuta cubana que no podía creer que nadie la hubiera descubierto y usado como personaje literario", dice el escritor. Biografía imaginaria de Chiquita, la novela "es una gran farsa con trasfondo histórico". "Mi intención ha sido la de crear una ilusión desde la primera línea con la idea de que el lector no distinga dónde empieza la realidad y cuando se convierte en mentira", afirma Antonio Orlando (Cuba, 1956). El escritor se ha pasado cinco años enfrascado en el relato de Chiquita, "un demonio con carita de ángel".

"Lo importante del personaje que hay veces que parece simpática y en otros se convierte en un gran ogro, pero siempre es posible ponerse en su piel", cuenta el autor. Nacida en la ciudad cubana de Matanzas, Chiquita hizo de su discapacidad -la estatura- su gran éxito: "Su familia y su entorno la cuidó, pero la trató como si fuera un error de la naturaleza, por eso, cuando se mudó a Nueva York, ella descubrió que tenía otros poderes: era capaz de cantar y de bailar". Reina del star-system de los liliputienses -que en aquella época constituían casi un gremio artístico-, Chiquita llegó a dirigir un teatro y a hacer shows por todo el país, se le adjudicaron numerosos romances y llegó a amasar una considerable fortuna.

"Era una mujer lanzada y seductora -con 34 años se casó con un chico de 17 años de estatura normal-, luchó contra la corrección política y fue dio rienda suelta a su carrera", continúa el escritor. "Novelar su vida requirió de mucho tiempo de investigación histórica", Orlando Rodríguez, quien llevó su fidelidad con Chiquita al grado de que, mientras la escribía, no se permitió leer nada que no fuera útil para la novela. Se acercó a los museos, visitó algunas de las ciudades por las que Chiquita estuvo para ver lo que ella había visto y sentido; y también buscó información en los periódicos de la época.

Durante media década me he dedicado a ejercer de detective de la vida de "la muñeca viviente" y al final, cuando consiguió reunir los máximos datos sobre su vida, se tomó una licencia: "Creo que ella me hubiera agradecido las historias que he inventado, he hecho su vida aún más interesante". Como interesante es también el marco histórico en el que se desenvolvió la protagonista. El escritor está convencido de que Chiquita, además de una reina de la belle epoque neoyorkina, fue también defensora de una Cuba que "nació mediatizada y que tenía ganas de progresar".

Justamente, el también autor de 'Aprendices de brujo', se sirve de la vida de la pequeña estrella para dibujar el mapa de dos formas de ver el mundo: Cuba y Estados Unidos. Y en medio de estos paisajes, "más de una docena de personas que complementan la peripecia vital de Chiquita, que le dan pleno sentido y hacen que comprendamos su comportamiento. Una de ellas, Rústica, fue el alter ego de la protagonista, la razón y la mesura que a Chiquita nunca le acompañaron".

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