Cultura

Cinco cabales en defensa del ‘efecto Unesco’

Los expertos son optimistas, pero advierten que la declaración no será la panacea

el 15 nov 2010 / 21:23 h.

Cinco hombres sin piedad, pero con criterio: sentados, Antonio Ortega, Manuel Bohórquez, Alberto García Reyes; de pie, Manuel Curao y Juan Vergillos.
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A escasas horas de que la Unesco se pronuncie sobre la declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, los críticos sevillanos se muestran de un buen humor que se antoja el mejor de los presagios. "Digamos Nairobi en lugar de patata", bromean ante el objetivo del fotógrafo.

No es fácil verlos a todos juntos. No al menos fuera del patio de butacas. Ellos son los jueces implacables, los llamados a examinar con lupa los espectáculos, los festivales y los discos, pero también el papel de las instituciones públicas y privadas que gestionan el arte de sus amores.

A veces temidos, a menudo polémicos, siempre respetados, son una guía imprescindible para entender los vientos que soplan en cada momento en el universo de lo jondo.

Hace algún tiempo, el anterior director de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, Francisco Perujo, los invitó a almorzar y en los postres les pidió su adhesión para el definitivo asalto a la Unesco, un momento que recuerdan jocosamente como "la encerrona", pero que los predispuso para apoyar la causa. El Correo de Andalucía los volvió a reunir en la peña Torres Macarena para conversar en torno a la candidatura, que se dilucidará hoy.

Manuel Bohórquez (El Correo de Andalucía), Manuel Curao (Canal Sur), Alberto García Reyes (ABC), Antonio Ortega (Giralda TV) y Juan Vergillos (Diario de Sevilla) se muestran convencidos de que la Unesco se rendirá a la evidencia, pero advierten de que no será la panacea: son los propios andaluces quienes deben ser los principales valedores del flamenco.

-Tras el chasco anterior, ¿es ésta la buena? ¿Es la hora del flamenco?

-Manuel Bohórquez: Creo que está hecho, y la Junta lo sabe. Quizá hace cinco años no se trabajó tan bien como ahora, o no se pusieron tan pesados, pero esta vez la Unesco va a ser incapaz de decir que no. Lo contrario sería un auténtico desastre. Lo que me molesta es que sea anotado como tanto político, cuando hay muchísima gente que ha trabajado por el flamenco y lo ha puesto donde está. Me temo que este arte lleva siglo y medio limosneando, y puede que también esta declaración se haya limosneado demasiado.

-Alberto García Reyes: No lograrlo equivaldría a ser derrotados por manifestaciones que, con todo el respeto, no nos llegan a la suela del zapato. No veo que el jazz compita, y sí en cambio la cetrería o la dieta mediterránea. Como bético, me resigno a que mi equipo juegue contra el Alcorcón, pero sé que con quien merece jugar es con el Real Madrid y el Barcelona.

-Manuel Curao: Si hay que perder, que sea con la dieta mediterránea, que una buena berza también es importante [risas]. Bromas aparte, lo importante es que salga de aquí el espíritu de la Unesco. Si además sale la declaración, bendita sea. Pero no olvidemos que todavía hay quien piensa que el flamenco ni siquiera es cultura, y los tenemos muy cerquita...

-A.G.R.: Yo me he leído las bases, y lo curioso es que las administraciones están pidiendo algo para aplicárselo a sí mismas: la obligación de proteger el flamenco. Eso es un contradiós, para eso no necesitamos a la Unesco. ¿Tiene que venir alguien de fuera a decirnos de una vez, por ejemplo, que metamos el flamenco en los currículos escolares?

-Antonio Ortega: Mi temor es, como dice una canción de Raimundo, que "cuando llegan los días señalaítos, hay muchos gachositos que son gitanos..." Ahora parece que todo el mundo va a ser flamenco. Y me preocupa también la idea de algunos, de que nos van a llover las ayudas económicas.

-M.B.: Alguno hasta ha encargado un coche nuevo...

-A.O.: Si se trata de dignificar este arte, las administraciones deben aplicarse el cuento, y no tardar seis meses en pagarle a un artista. El flamenco no es un fantasma, no es un ente: lo hacen personas.

-Juan Vergillos: En efecto, yo espero que la Administración, que tanto ha apoyado esta candidatura, pase ahora a otra cosa. La Unesco artísticamente no va a aportar nada, como mucho dará reconocimiento social fuera del ámbito de los aficionados... Pero yo apostaría por una revolución desde abajo.

-La paternidad o maternidad de Andalucía, ¿es incuestionable, o hablamos de un fenómeno universal que no puede encajonarse en unas fronteras?

-J. V.: Ambas cosas no son incompatibles: es un arte andaluz y universal.

-A.G.R.: Yo hubiera querido que, además de las adhesiones de Murcia y Extremadura, se hubiera sumado Japón, como todos los lugares del mundo en cuyos teatros se acoge flamenco desde hace un siglo. Ésa es la demostración empírica de que se trata de un Patrimonio de la Humanidad.

-M.B.: En cierto modo, esto está siendo una llamada de atención. Salvando las distancias, esto es como el Concurso de Cante Jondo de Granada que promovieron Manuel de Falla y Lorca: un aviso al mundo, una manera de recordar que aquí hay un arte por considerar. Me sorprende que todavía haya gente que esté descubriendo el flamenco.

-M.C.: Sería interesante preguntar a algunos de los elegidos de otros años cómo les ha ido.

-A.G.R.: Tengo entendido que el silbo gomero, por el que todos teníamos una gran preocupación, está teniendo serios problemas para garantizar su continuidad. Al parecer sólo queda una familia que lo conserve, y a pesar de la Unesco sigue corriendo peligro.

-J.V.: Aunque el flamenco es una manifestación que tiene 160 años de historia, todavía hay gente que se está enterando ahora de qué va esto. Creo que ha habido un problema de divulgación. En el fondo es cuestión de creérnoslo, y me temo que las administraciones públicas van a ser las últimas en hacerlo.

-¿Cuál es el papel de los medios en la difusión del flamenco y, en concreto, cómo creen que lo han hecho en esta campaña?

-A.O.: El flamenco está en los medios porque nosotros estamos ahí, somos los que empujamos. El problema es que también opinamos, y nuestra opinión no siempre es favorable...

-A.G.R.: Yo quiero romper una lanza por los medios y su trato por el flamenco. Manolo [Bohórquez] lleva más de 20 años con una página en El Correo que jamás ha tenido censura, Juan Vergillos tiene la suya en el Diario, yo la mía en ABC, Manolo Curao tiene su espacio en Canal Sur, Antonio Ortega un programa en la televisión local que ya quisieran muchas cadenas... Otra cosa es que quienes hace diez minutos se avergonzaban del flamenco, y hablo de gente de todos los partidos, ahora sean sus abanderados. Pero los aficionados estamos cansados de tener que ver flamenco a las 3 de la mañana...

-M.B.: El nuevo programa de flamenco de Canal Sur, el de Jesús Quintero, lo va a presentar Fran Rivera. Me parece una vergüenza. Y, al mismo tiempo, va a desaparecer la revista El Olivo por falta de dinero, y otras ni siquiera pueden mantenerse. Ahora hay una cruzada contra los flamencólogos, los cabales. No se apoya a la cultura, sino a la industria. En un evento como la Bienal, se mete flamenco como sea, como paja en el pesebre para las vacas. Cuando la Unesco reconozca al flamenco, me voy a acordar sobre todo de la labor humilde que han hecho las peñas, que llevan medio siglo manteniendo esto.

-Ahora que los gestores nos leen, ¿qué consejo les darían para trabajar el día después de la declaración de la Unesco?

-J. V.: Yo les diría que lleven el flamenco a la escuela, a la Secundaria, a la Universidad, a los Conservatorios, y luego mucho Juan Ramón Jiménez: "No la toquéis más, que así es la rosa". La educación es la gran tarea pendiente. Y tengamos en cuenta que la gente sólo puede identificarse con esto si lo conoce.

-A.G.R.: Es la pescadilla que se muerde la cola, pero el círculo vicioso sólo se rompe desde la base, de chiquitito. Los niños tienen que saber quiénes somos, de dónde venimos, cómo bailamos...

-J.V.: ...Y que en el próximo centenario de Mozart celebremos también el centenario de Enrique El Mellizo...

-A.O.: ...Y que cuando se muera un flamenco, aparezca en todas partes como mínimo como cuando se muere alguien del cine. Debemos quitarnos lastres heredados y, como decía Martí, "ser más cultos para ser más libres".

-M.C.: Es cierto, Mario Maya se murió el mismo día que Paul Newman, y su foto parecía un sello de correos comparado con éste. Es importante que la presencia del flamenco dé gusto y no dé susto, como dice José Manuel Gamboa. Y luego preguntarse hasta qué punto no puede ser un género apegado a la Administración. Sabemos que la Unesco no nos va a solucionar la papeleta, no caigamos en el "Bienvenido, Mr. Marshall". Todo depende de nosotros. Pero mientras el público extranjero de una Bienal supere al nativo o local, mal asunto. Hay que insistir en el tema de la educación...

-J.V.: Eso se puede hacer con Unesco y sin Unesco.

-A.G.R.: Hace 30 años que podía estar en las escuelas.

-M.B.: Si mañana somos Patrimonio de la Humanidad, yo propongo lo siguiente: hace ocho o diez años se gastaron 100 millones en campañas, y el presupuesto de la Federación de Peñas de Andalucía no pasa de 120.000 euros. Lo que me gustaría es que la mitad del presupuesto, o el 25 %, vaya para la base. La Agencia para el Desarrollo del Flamenco no está para competir con las peñas, ni para decidir quién da conferencias o quién canta. Los políticos tienen que impulsar el flamenco.

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