La Policía Nacional ha detenido a dos hombres, un español y un marroquí, acusados de introducir a inmigrantes ocultos en una atracción de feria, en la que posteriormente los ponían a trabajar sin permiso, contrato ni seguro. Ambos fueron arrestados cuando se estaban instalando en la feria de Málaga, donde habían llegado procedentes de Ceuta. Se les imputa un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y otro contra los derechos de los trabajadores.
La investigación comenzó el día 11, cuando funcionarios de Algeciras (Cádiz) interceptaron a un joven marroquí en los controles rutinarios. El hombre carecía de documentos y había pagado 3.000 euros por cruzar la frontera, según explicó, acompañado de cuatro compatriotas, todos ellos escondidos en un convoy compuesto por dos camiones y una caravana, que trasladaba un cacharrito de feria. La Policía comenzó el rastreo y dio con el dueño de la atracción y con su encargado y procedió a su detención. Este método de traslado, afirman los agentes, es "muy peligroso"; de hecho, el día que localizaron al marroquí se halló un cadáver dentro de otra atracción, también en Algeciras.
Por otro lado, 32 inmigrantes, entre los que había un niño de unos 10 años, arribaron ayer a Cabo de Gata (Almería), después de que un mercante los rescatara en alta mar. Dos de ellos tuvieron que ser atendidos por hipotermia y quemaduras, al igual que otro marroquí, auxiliado en aguas de Tarifa (Cádiz) por la Guardia Civil cuando intentaba mantenerse a flote. Había intentado cruzar el Estrecho junto a dos compatriotas cuando lo lanzaron por la borda. La rápida intervención de los agentes acabó con la detención de los presuntos responsables de este intento de homicidio. Cinco inmigrantes más llegaron ayer en una lancha de juguete a Tarifa y hoy mismo serán repatriados.
