Cultura

Cine (social) dentro del cine

España. 2010. Dirección: Icíar Bollaín. Intérpretes: Luis Tosar, Gael García Bernal, Raúl Arévalo, Karra Elejalde. Guión: Paul Laverty. Fotografía: Alex Catalán. Color. Música: Allberto Iglesias. Duración: 104 minutos. 7 años. Calificación: ****.

el 09 ene 2011 / 20:45 h.

El actor Luis Tosar.
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No es ninguna novedad que a Icíar Bollaín le guste meterse en camisa de once varas a la hora de sentarse en la silla de realizadora. Y no hace falta remontarse a los inicios de su carrera, sino tan sólo a ese soberbio filme que es Te doy mis ojos, para saber que cuando la directora quiere denunciar algo, lo hace de una manera como a pocos les saldría. En la cinta protagonizada por Laia Marull y Luis Tosar eran los malos tratos. En También la lluvia Bollaín complejiza su discurso y, construyendo una muñeca rusa llena de capas y sorpresas, nos lleva a la sudamérica actual para contarnos la problemática de la escasez del agua a través de una cinta que no es una, son tres. ¡Y qué tres!

Para empezar, tenemos aquella que se dedica al rodaje de la película en la que productor y director pretenden "dar cera" al imperialismo español a través de la figura de Colón y su llegada al nuevo mundo. Inserta en la trama como si fuese un filme ya terminado, las escenas de este "producción" (con un Karra Elejalde que se sale como el Colón) sirven como puente perfecto entre las otras dos vertientes del filme, apoyando además el matiz de denuncia global de la cinta y reforzando la fuerte ironía que acompaña al hecho de que para rodar "cine comprometido", los protagonistas de la acción (unos impresionantes Gael García Bernal y Luis Tosar) decidan irse a un país en el que la mano de obra es abundante y tremendamente barata.

Utilizando el rodaje a la manera de un puente (como ya hemos dicho), es en los otros dos intereses de la cinta donde Bollaín y Peter Laverty (su pareja sentimental y colaborador habitual de Ken Loach) se muestran más incisivos y reflexivos: por una parte tenemos el paralelismo de la lucha de los habitantes de lugar por el agua con piedras y palos como ya lucharan por su libertad ante la tiranía de los conquistadores; por la otra, la evolución de los implicados ante la situación que se va desplegando a su alrededor y en la que deben decidir si seguir siendo unos capitalistas a los que sólo mueven sus intereses o convertirse en los seres humanos que las circunstancias les están exigiendo para ayudar en la medida de lo posible a sus congéneres.

La interacción de las tres vertientes da como resultado un filme perfecto que clama para sí, por lo menos, una nominación al Oscar.

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