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Cineasta de vocación con alma de rockero

Juanma Bajo Ulloa ejerce de productor musical de la nueva banda LaBelle.

el 16 jun 2013 / 20:52 h.

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GENTE-(1) Empezó a trabajar muy joven en el negocio familiar de fotografía junto a sus dos hermanos. “No fue una infancia amable ni al uso pero aprendí muchas cosas que luego he utilizado en mi carrera”, confiesa Juanma Bajo Ulloa, un director de cine español que posee una carrera plagada éxitos y reconocimiento. Su primera película, Alas de mariposa, le hizo ganar la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián en 1991 y la disparatada Airbag consiguió romper el record histórico de recaudación del cine español en 1997. Se abrió paso en el mundo del cine, pero también es un fanático de la música. “Me ha seducido y apasionado desde niño pero nunca he tenido la disciplina necesaria para aprender a tocar un instrumento”, confiesa Bajo Ulloa, que admira el talento y la dedicación de los músicos. Y mientras espera que se concreten sus nuevos planes cinematográficos, de los que no quiere hablar porque aún no se han puesto en marcha, se ha embarcado en un proyecto musical. INSPIRADO EN LOS AÑOS 50 Precisamente por una confianza “absoluta” en el talento de la actriz y cantante Alicia Montesquiu se ha convertido en productor musical de LaBelle, un grupo de rock inspirado en los años 50. La formación acaba de presentar su primer sencillo, Ring The Belle, del cual él ha dirigido el videoclip. “Siempre espero escuchar la mejor música y ver el mejor espectáculo de manos de la banda perfecta”, dice el vitoriano, que ha intentado precisamente eso con esta formación. Pero esta no es la primera vez que el director se involucra en un proyecto musical. Además de dirigir varios documentales sobre el rock, el director ha trabajado con grandes nombres como Pablo Carbonell (al que retrata como “una mezcla entre músico y showman que además tiene la facultad de invocar el absurdo”) y Joaquín Sabina, “un juglar sin corte pero con patria”. PASIÓN DESDE NIÑO Pese al nuevo proyecto, Bajo Ulloa no olvida su oficio, una pasión que lleva en la sangre desde que era niño. Con su hermano Eduardo (con quien escribió el guion de La madre muerta en 1993) soñaba con llegar algún día a emular aquello que veían cuando su madre, otra gran aficionada del séptimo arte, les llevaba al cine. “Nunca pensamos que ese sueño podría llegar a convertirse en una profesión real”, asegura el director, que a los 14 años ya había rodado varios cortos en Súper-8 bajo el nombre de su productora, Gasteizko Zinema.

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