Se jacta el director del Festival de Cine Europeo de Sevilla, Javier Martín-Domínguez, que el suyo es un certamen que no necesita del glamour de las estrellas. Seguramente el numeroso público que abarrota en muchos casos las salas de Nervión Plaza esté de acuerdo. ¿Quién necesita ver a Antonio Banderas pulular por aquí cuando se tiene como invitado de honor a Nikita Sergeyevich Mikhalkov?
Pero lo realmente llamativo es comprobar cómo pervive un encuentro que, en teoría y sobre el papel, sólo podría interesar a lo que, vulgarmente se viene llamando ‘cuatro gatos'. Echemos un vistazo a algunas de las películas en liza: Pod sluncem tma, Abendland y A halàlba tàncoltatott leàny. Si de entrada no le sugiere demasiado ninguna deberá saber que, probablemente a estas alturas, ya estén agotadas las entradas.
La cinefilia galopante es un padecimiento inocuo de la que están aquejados no pocos de los fieles a un certamen cuya mayor aventura supone ver un melodrama serbobosnio en blanco y negro rodado cámara en mano. Dicho así suena crudo.Luego están los resortes que hacen prender la emoción. Una emoción poco explicable y digerible por quienes en el otro lado de Nervión Plaza (las primeras 14 salas siguen siendo de cine comercial) se decantan por la sangría norteamericana de Tiburón 3D antes que por la húngara A Torinó Ló.
Sin embargo esta última, en el pase del viernes, hipnotizó a un centenar de personas que asistieron durante casi tres horas a la descomposición del mísero mundo que rodea a un padre y su hija en una cabaña en medio de la nada. Cierto, también hubo quien, entre risitas adolescentes, se largó. Lo que demuestra que provocación y arte sigue siendo un binomio genial.
Cada película parece querer descubrir el sentido de la vida. "¿Por qué estaremos tan atormentados los europeos?", decía un espectador. Suerte que no salía de ver Attenberg, una ceniza a la par que magnética cinta griega protagonizada por una panoplia de personajes desequilibrados y rabiosos. Al encender las luces, las cejas se arquean y el gesto se relaja. Nadie ha entendido un pimiento de lo que le acaban de contar. Pero ni falta que hace. "Casi nadie comprende al cien por cien algunos cuadros de Velázquez y no por eso dejan de tener valor", sentencia un cinéfilo algo encolerizado porque a su pandilla la humorada surrealista griega no le ha convencido.
Acuda, déjese atrapar por alguna cinta. Las francesas siguen en sus trece, las italianas no se apartan de la comedia, las filmadas en el este le arrearán cine sociológico, más al norte comienzan las historias a oscurecerse. Pruebe con la de título más raro. Desempolve las viejas gafas de pasta para no parecer novato y, si le van las emociones fuertes, cómprese unas palomitas y mastíquelas a gusto: conocerá entonces la furia del cinéfilo de pro. Hay que resistir a palo seco.
DE UTILIDAD
Qué: Festival de Cine Europeo de Sevilla.
Dónde: En el Teatro Lope de Vega y Cines Nervión Plaza.
Cuándo: Hasta el próximo viernes, 11 de noviembre.
Más información: http://www.festivaldesevilla.com.