Esta noche, respondiendo a una Alerta OVNI mundial coordinada desde España, un puñado de aficionados sevillanos se reunirán en un monte de Aznalcóllar a la espera de que aparezcan los extraterrestres. Todo el que quiera puede apuntarse. Por lo menos, calor no van a pasar.
Si ya suele ser complicado que aparezcan los alienígenas en circunstancias normales (por ejemplo, en Teruel o en New Hampshire), la expedición sevillana al kilómetro 4,3 de la carretera de Aznalcóllar-El Álamo se presenta especialmente peliaguda, porque se trata de que asomen por allí seres lo bastante inteligentes como para desplazarse por las galaxias como el que va al Mercadona, pero, a la vez, lo suficientemente tontos como para venir a Sevilla en verano, habiendo sitios en la Creación. Plutón, mismo. Un dilema.
En Sevilla, los únicos que han sido vistos hasta ahora sacando a pasear el platillo son los músicos y los cómicos de la calle Tetuán, sobre algunos de los cuales cabría formular, ciertamente, hipótesis de rango parapsicológico. Pero la ciencia nunca se cierra puertas a sí misma y allí estarán, fieles a su afición y a su esperanza, mirando al cielo, los ufólogos sevillanos prestos a la caza y captura de algún destello extraño y formidable; una luz que demuestre, de una vez por todas, que no estar solos en el Universo es una cuestión de actitud personal. Con lo a gusto que se está en la cama.
Porque la Alerta OVNI comenzará a las 22.22 horas y terminará a las 02.22 de la madrugada. Antes de eso, los integrantes del convoy quedarán de 20.00 a 20.30 en la explanada del centro comercial de la Plaza de Armas (la que da a Marqués de Paradas) para hacer las presentaciones y emprender juntos la ruta hacia la aventura.
El lugar al que van a ir es, con o sin marcianos, espeluznante y maravilloso. Un clásico de los ufólogos desde hace 20 años. Rodeado de pequeñas lomas y bajo una oscuridad absoluta, en el cielo hay más estrellas que negrura. En el resto de España y en otros países, sendos grupos de amantes de los extraterrestres escrutarán el firmamento en busca de lo mismo. Unos llevan ordenadores; otros, cámaras de visión nocturna; otros, walky-talkies; algunos, planisferios celestes; los hay que irán con telescopios. Pero lo que deberían llevarse todos es unas sillitas.
