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Ciudad Aljarafe: el paraíso de los vecinos

Ciudad Aljarafe se reivindica en su 40 aniversario frente al concepto actual de ciudad dormitorio.

el 14 abr 2011 / 19:24 h.

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Celebración del 40 aniversario del barrio.

Entre la explanada de chalés y adosados de Mairena del Aljarafe sobresalen unas enormes torres. No es el intercambiador de transportes, llamado a ser el símbolo del futuro de la ciudad, sino grandes bloques de pisos hechos de ladrillo de tejares –el material de la rampa de la Giralda– y fruto del ingenio de un arquitecto que, hace cuatro décadas, se encargó de levantar un barrio pensado para las personas. Ciudad Aljarafe es un rincón que desmonta el rol de ciudad dormitorio de este municipio y la hace más habitable y cercana: se ideó con grandes áreas peatonales, decenas de árboles que fueron plantados por el propio vecindario y todos los bloques de pisos, con 1.192 viviendas en total, conectados entre sí.

Es el perfil de este barrio, que mantiene su identidad y que estas semanas está recibiendo el merecido homenaje en forma de conferencias, conciertos, comilonas en la asociación de vecinos Los Olivos y hasta una muestra recién clausurada en la biblioteca José Saramago. “Nadie se había percatado de que este barrio no es nada convencional y que se ideó hace muchos años a través de un modelo sostenible”, explica Alejandro Martín, uno de los promotores de la celebración y también vecino del lugar.

El culpable de ese invento fue Fernando Higueras, un “adelantado a su tiempo” que, a finales de los años 60 del siglo pasado, se sirvió de las posibilidades de un Aljarafe todavía sin explotar para confeccionar un barrio donde el coche quedaba aparcado en la periferia y el centro era ocupado por el vecindario. Eran viviendas protegidas, donde se trató de inculcar una conciencia de barrio. Entre sus primeros inquilinos estaba Miguel Mateo, de 92 años, que se vino de San Juan de Aznalfarache. “Se vive muy bien aquí”, manifiesta, aunque también recuerda la repercusión de algunas veladas, con la que “hacían tanto ruido que no se podía dormir”.

Esa queja fue oída por Daniel Durán, un joven que arribó en 1986 a Ciudad Aljarafe, cuando tenía 1 año. Confiesa que le habría gustado vivir esos primeros años, cuando el barrio estaba “plagado de gente que defendía sus derechos” en la Sevilla de los últimos años del franquismo. “Es gente obrera que optó por vivir en un sitio tranquilo”, apunta. Entre ellos, hubo huéspedes ilustres, como los artistas Paco Cuadrado o Rolando Campos.

También vivieron –o viven– todos los alcaldes de la nueva democracia de Mairena del Aljarafe: Francisco León (PCE), José Lora (PCE), Valeriano Ruiz (PSOE), Antonio Martínez Flores (PSOE) y, por último, Antonio Conde (PSOE), actual regidor y candidato a la reelección, que no deja de hablar de su barrio por foros como el twitter. También está ligado a Ciudad Aljarafe su rival político en el PP, Ricardo Tarno, que se dejó ver en uno de los muchos homenajes organizados.

En anterior alcalde no vive en Ciudad Aljarafe, pero se pasa cada dos por tres por la asociación de vecinos para departir con los amigos del barrio. Rememora el carácter reivindicativo del mismo y anécdotas como un concierto en la clandestinidad de Carlos Cano. “Unos disfrutaban y otros vigilaban por si aparecía la Guardia Civil”, narra. Comenta que, gracias a este barrio “empezó a fraguarse la Mairena del Aljarafe del futuro”, ya que antes su población se limitaba a las “5.000 personas del casco urbano” principal del municipio.

El barrio sigue igual, salvo los bloques de pisos, que ya no están unidos porque algunos se vallaron por seguridad, aunque “aquí todos se conocen”. Para ver su evolución, el Grupo Curvo invitó al arquitecto Santiago Cirugeda, que inició hace un par de semanas un experimento: hacer un sondeo entre los vecinos de Ciudad Aljarafe. Como compensación, se le regaló un geranio, emulando a Fernando Higueras hace casi 40 años, cuando brindó la posibilidad a los habitantes de plantar y cuidar un árbol.

Todo este experimento se hizo en una carpa que montaron en el mismo barrio y que “se recicló de un stand que se utilizó para presentar las setas de la Encarnación que costó en su día una barbaridad”, según indicó el arquitecto en referencia al Metropol Parasol de Sevilla.

Hasta el lugar se desplazaron decenas de vecinos, que saben que están en un rincón alejado de esa ciudad dormitorio en la que se fue convirtiendo con el tiempo Mairena del Aljarafe. Utilizan el Metro de Sevilla, se van de compras por el centro comercial Metromar pero, sobre todo, disfrutan del día a día en su barrio, como lo han hecho toda la vida.

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