Ciudad San Juan de Dios: 40 años de amor a los más débiles

El próximo 8 de marzo se inauguran las nuevas instalaciones en Alcalá de Guadaíra. 

el 18 feb 2011 / 20:23 h.

David Rodríguez, uno de los dos fisioterapeutas del centro, trabaja con uno de los usuarios en una colchoneta.

Sus niños fueron y son lo primero. Lo son cada uno, individualmente, cada persona gravemente afectada que desde que entra por sus puertas se convierte en alguien especial para cada uno de los hermanos de San Juan de Dios y los empleados que cada día luchan, se entregan, para que sus vidas sean las mejores posibles gracias a los servicios que aquí tienen a su disposición y al amor que nunca falta en cada gesto, en cada nivel psicopedagógico, en cada casa de la residencia...

El próximo 8 de marzo tendrá lugar la inauguración oficial de sus nuevas instalaciones, un gran esfuerzo que ha costado 18 millones de euros y con el que la Ciudad San Juan de Dios de Alcalá de Guadaíra se adapta a las nuevas exigencias que marca la Ley de Dependencia y a la nueva realidad de sus usuarios. Desde mediados de los ochenta "estábamos constantemente parcheando y se decidió construir una ciudad de acuerdo a los servicios que tenemos y adaptada a las necesidades reales de los usuarios que tenemos", afirma el director gerente del centro, Alfonso Moral.

Y es que, cuando en 1970 nació la Ciudad San Juan de Dios lo hizo para atender a los discapacitados físicos afectados por la poliomielitis que eran atendidos en el hospital de la orden hospitalaria de Nervión y que por el largo tratamiento y la recuperación necesitaban estar mucho tiempo hospitalizados.

En la Ciudad se les ofreció entonces atención médica y también la posibilidad de formarse para integrarse en una sociedad que los apartaba. "El padre Serafín -Serafín Madrid, fundador de la Ciudad San Juan de Dios- vio la necesidad urgente de los niños discapacitados físicos e hizo la ciudad", explica el hermano Juan Manuel López Rubio, superior de la comunidad.

Esta circunstancia cambió en 1985 cuando se aprobó la Ley de Integración Social del Minusválido, que dice que "no tienen que estar en centro específicos sino contar con aulas de apoyo. Son personas intelectualmente inteligentes, pero con problemas de movilidad", explica Moral.

Este hecho dio pie a la transformación de la Ciudad: "Los hermanos de San Juan de Dios se plantearon entonces a qué se dedicaban y, tras un estudio de campo de las necesidades, vieron que nadie atendía a personas con discapacidad psíquica", explica. Y así lo hicieron: "La orden ha ido cambiando para ayudar a los más necesitados de la sociedad, a los más afectados, porque no queremos competir con los colegios. Los que nadie quiere, aquí los tenemos", señala el superior.

El cambio de discapacitados físicos a psíquicos obligó a transformar las estructuras de una Ciudad abierta a otra cerrada y con máximo control para sus nuevos usuarios. Hoy en día, con las nuevas instalaciones que entraron en servicio el pasado septiembre, lo han conseguido, ofreciendo además los métodos más adecuados y las más modernas tecnologías para cuidarles y formarles.

La atención personalizada comienza desde el momento mismo de su ingreso en el centro. "Los hermanos intentan atender a la persona. El chaval qué nos pide y qué respuesta podemos darle, y vemos si el centro es el más adecuado para atenderlo", explica el director gerente. Por eso hay muchas personas que se quedan fuera y hay una larga lista de espera para entrar. "El denominador común es la discapacidad intelectual psíquica y entre ésta los más gravemente afectados: con epilepsia, en silla de ruedas, parálisis cerebral, autismo, psicóticos... patologías que se entrecruzan. Y queremos atenderle en todo su arco vital", afirma.

Así, destaca que esto no es un colegio "es un complejo educativo asistencial y tenemos residentes para toda la vida". En la actualidad hay niños de cinco a 49 años. Reyes, la mayor, llegó al centro cuando tenía 14 años. En la actualidad hay 133 personas que se encargan de atenderles, más dos subcontratas, de restauración y de limpieza, a lo que hay que sumar las 40 personas, 39 discapacitadas, que trabajan en el centro Especial de Empleo, una lavandería industrial que cada día lava 5.000 kilos de ropa procedentes de los hospitales de San Juan de Dios de Sevilla, Aljarafe, Jerez de la Frontera, Córdoba, Granada y la Ciudad de Alcalá de Guadaíra. Al hacer un recorrido por los tres nuevos edificios llama la atención los amplios pasillos, donde incluso pueden pasar el tiempo de recreo los días de lluvia, y el sinfín de carros de ruedas que aguardan a las puertas de las aulas mientras los niños son atendidos por sus profesores, ya sea en el rincón multisensorial o el motor -entre los más graves-, o en los talleres elementales de informática, madera o cerámica para los menos profundos.

Claudio Suárez, uno de los profesores de Educación Especial responsable del programa para los más afectados, destaca que "no pueden expresarse pero ya les conocemos y sabemos cómo hay que actuar con ellos. Y también trabajamos con su familia".

Esta atención personalizada y el hecho de que aunque superen los 21 años sigan igual de atendidos en el centro es definido tanto por el hermano Juan Manuel como por Alfonso Moral como el "plus" que ofrece la Ciudad San Juan de Dios y que no existe en otros centros. "Es lo mismo. Qué más da que sea menor o mayor, la circunstancia sigue siendo la misma". Y así seguirá por muchos años.

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