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Ciudadanos, no súbditos

Si hay una fecha histórica, emblemática, irrenunciable para Andalucía, desde la vuelta de la democracia es la del 28 de febrero de 1980. Y lo es, no porque lo diga el Estatuto, lo es porque aquel día, con todo en contra, andaluces y andaluzas...

el 15 sep 2009 / 23:23 h.

Si hay una fecha histórica, emblemática, irrenunciable para Andalucía, desde la vuelta de la democracia es la del 28 de febrero de 1980. Y lo es, no porque lo diga el Estatuto, lo es porque aquel día, con todo en contra, andaluces y andaluzas, ejercieron como ciudadanos y ciudadanas y conquistaron su derecho a tener un autogobierno tan alto como el que más. Al hecho de que esta tierra viviera en el subdesarrollo y la emigración, que sufriera el arrinconamiento de su potencial humano y social, se sumaba la falta de respeto de los estrategas-gobernantes que no nos veían entre las "comunidades históricas". Otra vez en peligro de quedar fuera de juego y la ciudadanía andaluza dijo, "basta ya", y votó y votó y votó, aquel 28 de febrero de hace casi 30 años. Aquello cambió la realidad andaluza y española equilibrando el mapa autonómico y, seguramente, hizo un país más mejor. Por todo ello, esta es de verdad una fiesta sobre la identidad de un pueblo, del nuestro.

Precisamente, en torno a este 28 F de la crisis, reencontramos argumentos reivindicando la esencia de la ciudadanía. Lo han hecho tanto Federico Mayor Zaragoza, como Juan Antonio Carrillo Salcedo, quien como hijo predilecto de este año, ha dicho: "La tarea de respetar y promover los derechos humanos no incumbe exclusivamente a los poderes públicos, nos corresponde a todos si de verdad queremos ser ciudadanos y no meramente súbditos". Ambos han hecho un canto a la educación, al derecho a estar informados, a ser tratados como adultos y a la obligación de actuar como tales cada día, no sólo en elecciones. Proponen abrir debates no prostituídos que permitan ver lo invisible y así poder cambiar lo imposible. Por ello intelectuales, científicos, educadores o analistas, quizás descreídos o casados por el desgaste, o por el paso del tiempo o las batallas perdidas, deben, como proponen los arriba citados o Saramago o Sampedro, recuperar su espacio y luchar contra las omnipotentes neo-mentiras. Todo un mensaje que ha estado a la altura de la celebración del día que triunfó la ciudadanía andaluza, del día de Andalucía.

Periodista. opinion@correoandalucia.es

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